sábado, 28 de febrero de 2009

Cigüeñas a la luz de la luna


He de admitirlo: me ha dado envidia la entrada del blog de Amig@mi@ sobre la luz vacilante de una vela vista a través de la mampara de la ducha.
Bueno, de Montse me dan envidia muchas cosas más, por ejemplo, el diseño de su página-¡qué bonito!- y la cantidad de amigos que se nota que tiene. Porque yo, con eso de haber residido en un montón de sitios, soy ya una especie de apátrida en pequeña escala, puesto que me refiero a la patria chica, que tampoco es la de mis padres, por lo que el arraigo a ella tampoco me viene de generaciones.
El caso es que, al hilo de lo que dice ella, me gustaría compartir un recuerdo o anécdota de viaje que a mí me encanta rememorar.
Ocurrió en el Parador Nacional de Oropesa, de Toledo, en una clara noche de primavera, muy fría, por cierto.
La habitación era alta, con un balcón que ofrecía vistas a la subida y a las almenas del castillo y un cuarto de baño con ventana a los tejados de una iglesia, con su campanario y su correspondiente nido de cigüeñas. La ventana disponía de gruesos postigos de madera oscura. A través de los cristales se veían el cielo nocturno, presidido por una luna llena redonda como una oblea de pan , las lejanas estrellas tililando como llamas misteriosas de velas encendidas en el firmamento, y la blanca figura de una cigüeña que desde su nido en inverosímil equilibrio parecía observarme. Nadie podía verme, tan sólo esa cigüeña encaramada en las alturas de la espadaña.
Decidí tomar una ducha que aliviara el agotamiento de un día de andanzas turísticas. Fue una ducha inolvidable: el agua caliente como una bendición, la luna y aquella cigüeña crotorando, como si quisiese comunicarse conmigo. Inolvidable.

viernes, 27 de febrero de 2009

Otro capítulo del Diario de una profesora experimentada.

Hoy voy a permitirme presumir un poco de lo bien que me llevo con mis alumnos.
A lo largo de mi carrera docente he comprobado que solamente se puede dar lo que se tiene, y naturalmente, es imposible dar algo de lo cual se carece. En el caso de un profesor, lo que puede ofrecer a sus alumnos - siempre que antes lo posea él- son los conocimientos sobre los que versa su materia (se le suponen, claro) y además (y esto ya no está tan claro que los tenga) el cariño acompañado de la suficiente calida moral como para hacerse respetar sin tener que echar mano de medidas disciplinarias desagradables.
La cosa es así: si tú quieres a tus alumnos, ellos lo perciben y, excepto raras excepciones, devuelven ese aprecio con la nobleza característica de los jóvenes.
No es por ponerme medallas por lo que afirmo que yo quiero a mis alumnos, es porque no puedo remediarlo: soy así. Me llegan al alma esos chiquillos a los que adivino más asustados de lo que ellos mismos creen estar, más niños de lo que ellos creen ser ya, más nobles de lo que ellos mismos sospechan.
Y ellos suelen querereme a mí, casi todos. Todos no, claro, eso sería utópico, pero sí la mayoría.
Me lo demuestran con palabras y también muchas veces con regalos.
Tengo cuadros pintados por esos artistas que han pasado por mi aula, poemas, dibujos, libros, muchos libros- ellos saben cuánto me gustan- y otras maravillas que gurdo con infinito aprecio, sobre todo porque es rarísimo que un profesor de secundaria y bachillerato sea obsequiado por sus alumnos.
Aquí están las dedicatorias de algunos muchachos en un libro que me regalaron: Para una profesora que lo ha dado todo por nosotros. De tu alumno Javier.
Para una mujer que se merece esto y mucho más ...
Gracias por hacernos pasar un curso inolvidable...
Así me dedican su regalo ¿se puede pedir más?


Hoy he recibido una maravillosa sorpresa: un precioso marcapáginas de plata de ley, con un fleco de seda granate. Lo mejor es que es un regalo de un alumno. Se llama Pablo, es un excelente poeta. Le gustan mis clases y también le gusta hablar conmigo, algunas veces, de poesía. Y a mí me encanta que hayan muchachos así, que escriben, que leen, que trasmiten su entusiasmo por aprender.




Esta fría mañana de febrero, una bedel ha llamado a la puerta de mi aula y ha pedido permiso para entregar un obsequio a una alumna, que estaba sentada en uno de los primeros pupitres. He pensado que sería su cumpleaños, pues el regalo- según ha dicho la bedel- acababa de traerlo el padre de esa chica. pero ella ha dicho: "Este regalo no es para mí". Y me lo ha entregado en medio de los aplausos de todo el grupo.
-¿Para mí? - he preguntado, sorprendida.
No era mi santo, ni mi cumpleaños, ni fin de curso, ni de trimestre, sino un anodino lunes de un mes de febrero cargado de exámenes, trabajos y clases como todos los demás días...
Pues bien, sí era un obsequio para mí, comprado entre todos. Ese grupo me ha demostrado su aprecio, y en febrero, cuando quedan muchos exámenes que rendir aún.
Lo más curioso es que se grupo es de ciencias, y mi asignatura es Lengua y Literatura.

jueves, 26 de febrero de 2009

Diario de una profesora experimentada

Me había prometido, de forma tácita ya que nunca formulé tal promesa, que no abordaría el tema de los jóvenes y su educación en mi blog. Pero, ya veis, la carne es débil , y más aún la carne del docente , por muy correosa que aparente haberse hecho con la experiencia, en caso de que la tiza lleve blanqueándole la yema de los dedos más de dos décadas.
"Derechos y deberes de los alumnos". Así expresado, sí señor, en ese orden, exactamente en ese orden. Pues permítanme que les diga que en las palabras, en el idioma, el orden de los factores altera el producto, y mucho, por cierto. No es lo mismo ser un hombre pobre que un pobre hombre, por citar un ejemplo paradigmático de libro. En el primer caso, el hombre carece de recursos monetarios, en el segundo, es un inféliz, un desgraciado, aunque quizás le salga el dinero por las orejas.
Al alumno, que sabe leer entre líneas y que domina la gramática parda (ya quisieramos todos que dominara la otra también) se le está diciendo que ante todo y sobre todo él -o ella- tiene derechos, y que los deberes son algo secundario.
Los padres, agobiados por esta sociedad de bienestar (que ha entendido tan mal el concepto de bienestar que obliga a sus supuestos beneficiarios a trabajar sin descanso para alcanzar un nivel de vida cada vez más ambicioso y exigente) delegan en los profesores la misión que es primordialmente suya: la educación en respeto, en afectos. Y dejan en los profesores, cuya misión principal, sin olvidar la educación desde luego, es la enseñanza, la instrucción en la asignatura que cada cual ejerza, la responsabilidad de formar al joven en todos sus aspectos humanos.
Los tutores (cada grupo de alumnos tiene el suyo) son simultáneamente profesores, psicoanalistas, consejeros, paño de lágrimas, impositores de disciplina, a petición incluso de los padres, superados por la rebeldía de los adolescentes. Por eso, los padres acuden al tutor con una conmovedora esperanza en su capacidad para reconducir lo extraviado y enderezar el arbolito torcido. Y el buen tutor, recibe al padre, que ha faltado esa mañana a su trabajo un rato para la entrevista, o a la madre angustada que se echa a llorar y le describe el infierno que está pasando, y ¡ay! el tutor se deja la piel con cada alumno, como si cada año le hubieran nacido alrededor de treinta hijos -ya creciditos, en plena edad del pavo- de los cuales, una buena parte le han salido revoltosos, haraganes, irresponsables, de los que, además, dan malas contestaciones, de esas que duelen porque dan en el punto sensible que todos tenemos. Pero el tutor no flaquea (ante el chico ni ante el padre o la madre, al menos) y se agarra al teléfono en sus horas libres para avisar en una casa de que el muchacho falta a clase, cuando había asegurado a la madre esa misma mañana que se iba a escape para el insti, o que fuma hasta por las orejas, tabaco u otras cosas, que se ha enzarzado con otro alumno y lo ha agredido, que observa que al chaval le pasa algo, que vigilen, que está decaído, que parece otro, que no se relaciona con los compañeros...
Y todo eso, aparte de lo que es el rendimiento académico, porque son muchos exámenes y ejercicios que corregir, muchas mentes que orientar en la materia respectiva, a lo mejor, en un profesor de secundaria, más de 100 alumnos, si tiene suerte de que no le toquen grupos muy numerosos.
El problema es complejo. Como profesora con mucha experiencia, y como madre también, recomendaría a los padres que no desprestigien ni ataquen a los profesores de sus hijos, porque en la práctica, es a ellos, a sus hijos, a quienes perjudican a la larga.
No les den abiertamente la razón contra un profesor, piensen lo que piensen. Constaten antes los datos y calculen el daño que están haciendo a la educación en el respeto a los mayores de sus hijos. Tengan en cuenta que los chicos negarán su responsabilidad en todo, les asegurarán que han hecho muy bien el examen que sea, les diran que el profesor no les dijo que tenían que estudiar ese tema, que ellos no tienen faltas de ortografía, y la gran perla que todos los malos alumnos repiten y hasta se creen: que el profesor les tiene manía.
En fin, creo que la cosa cambiaría mucho si simplemente el Decreto se titulara:
DECRETO DE DEBERES Y DERECHOS DE LOS ALUMNOS, porque para tener derechos, creo yo, antes hay que cumplir con el deber.

Las anécdotas las dejo para otro día.

miércoles, 25 de febrero de 2009

MIÉRCOLES DE CENIZA


Hoy es Miércoles de Ceniza. Me parece oportuno compartir este dibujo mío con vosotros. Es un Cristo yacente de GregorioFernández, un escultor genial, uno de los imagineros mejores que haya habido.
Acompaño el dibujo con un poema.
A CRISTO, NUESTRO AMIGO
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Te suplico, Señor, te doy las gracias
Y te llamo, te rezo y te bendigo,
Señor, yo sé de Ti que eres mi amigo
En mi pobreza vil y en tu abundancia.
Lleno de amor, mi voz oyes, piadoso,
Y aunque mi ingratitud fría te duela,
Tu sereno semblante me consuela
Con su mirar tan dulce y bondadoso.
Tus claros ojos, limpios, que me siguen,
Ven mi vida exterior y aun ven mi alma.
Concédeme, Señor, la paz, la calma,
Para corresponder también a tu mirada
Y hazme cambiar y hacer mi vida toda
Volverse, por tu amor, de amor formada.

lunes, 23 de febrero de 2009

El cielo que habitamos

Cuando abro una carpeta de cartulina, pintada por entretenimiento y olvidada quizás entre mil papeles acumulados en una estantería, más de una vez me reencuentro con mis balbuceos poéticos del pasado. Este ha sido el caso.

EL CIELO QUE HABITAMOS

No estás, amor, en el beso.
No resides, amor, en el abrazo.
Amor, tú estás en esa lágrima
que con la lágrima del otro se ha mezclado.

No te hallaré, amor, entre la gente,
Ante muchos, jamás yo te he encontrado.

¡Solos, amor! ¡Tú y yo, amor, solos!
¡Te daré las caricias de mis manos!
¡Te daré los pedazos de mi alma!
¡Entrarás en el cielo que habitamos,
cuando, amor, los dos lloramos solos,
cuando, amor, solos los dos estamos!

viernes, 20 de febrero de 2009

Recortes en papel charol negro y poema ilustrado


¿Habéis intentado recortar papel rompiéndolo cuidadosamente con las manos, sin ayuda de ningún tipo de cuchilla? Yo sí. Este es el resultado.
Una obra un poco sosa, así, a palo seco. En este monento voy a intentar aderezarla con un poemilla, pero he de componerlo sobre la marcha. A ver que "perpetro":

Dinos
a todos,
mi pequeña niña
inquieta y dulce,
todo cuanto
asombra tu mirada,
con tus
ojos de par en par abiertos,
no ocultas
la sorpresa
o el temor
sin pronunciar ni una palabra.

NOTA: estos son versos ACRÓSTICOS, es decir, leyendo la primera letra de los versos, de arriba abajo, se puede leer una palabra o frase. En este caso DAMITA CON LAZOS.





Recorte en papel charol negro con tijeras. Este trabajillo tiene ya muchos años, lo hice cuando me fascinaban las cosas que se pueden consegir con esta técnica. Me encanta la simetría perfecta, este es un modo fácil de lograrla.
El motivo es muy sugerente para mí, las míticas habitantes del mar, hijas de Poseidón, con su guardia de cormoranes. Cuenta Homero que con sus cantos atraían fatalmente a los navegantes, haciéndolos naufragar en los escollos. Odiseo, fértil en recursos, fue el único que consiguió oír su llamada sin morir, gracias a su treta de los tapones de cera en los oídos en sus remeros, que antes lo habían amarrado fuertemente al mástil del navío. De nada les sirvió a las malévolas sirenas adoptar las voces de Penélope y de Telémaco, ni a Odiseo (Ulises) forcejear para librarse de las ligaduras que él mismo había ordenado que le pusieran.

Cuatro hermosos gatos, cuatro. En el centro de una decoración floral. Simetría y simplicidad.


Y por último, un poema en un cuaderno, con el margen profusamente decorado, como a mí me gusta. No sé si se puede leer con facilidad, por lo menos se ve cómo es mi letra. Dice así:
Hay que poner acento a lo que hacemos,
poner fuerza al amor y a la palabra,
que sea un golpe de amor la voz amiga,
que sea tilde de luz cada mirada.
Poner acento claro a la sonrisa,
no olvidar el acento que remarca
la fuerza y el poder de la caricia,
la cálida expresión, lenta, pausada.
Hay que poner acento
-corazón, pasión-
a lo que hacemos.
Hay que ponerle tilde
-ilusión, emoción-
a cada gesto,
es preciso que lleve acento
-comprensión, compasión-
el trato amable.
No se debe olvidar
imprimir el acento
en la mirada
cada vez que se pone en otros ojos.


jueves, 19 de febrero de 2009

Mis cuadernos, mis dibujos, mi poesía



Esta es una página de uno de mis cuadernos, de los tantos que tengo, en los que me entretengo en dibujar cosas como esta.
Me he vuelto bastante perezosa para coger los pinceles, pero con un bolígrafo o un lápiz, estoy en la gloria. Ante mí se abre el mundo de lo imaginario, y yo poseo la potestad de pintarlo a mi antojo.
Un castillo de cuento de hadas, me sirve como pretexto para inventar un relato infantil.
Ahora pregunto ¿qué surge en mí antes, el dibujo o el relato? Misterio. Tal vez ambos nacen simultáneamente.


Fantasía en esta ornamentación de mi nombre, de mayor a menor tamaño, las letras me definen como Rosa, con una O y una a llenas de sonrisas, María y Eugenia. Ese es mi nombre completo. Todo a bolígrafo negro aquí, bajo toda clase de seres imaginados en una improvisación evidente.



Los tonos azules de los dos bolígrafos utilizados, se emplean en crear un diseño improvisado sobre un cuaderno de rayas. Una pequeña hada, casi una libélula, es la protagonista de este cuento.
Reconozco que he escrito poco para niños, pero algo quisiera dedicarles, ya que transitan por la etapa más cautivadora de la vida, la que es- aunque tardemos mucho mucho en darnos cuenta- nuestra verdadera patria: la infancia. tnto más añorada cuanto más lejana. Lo digo en este poema:
Añoro aquel tiempo
pasado,
tan lejano,
en que éramos
niños.
Cuando bastaba
el beso de la
madre
para curar la herida,
y la firme mano del
padre
para instaurar la
calma
en la estrenada
vida.




A distintos colores de tinta. Cuaderno para escribir en él cuando la magia acude a solicitarme, atrayente como un benéfico conjuro, para que la halague con palabras que hablen de ella, que cautiven al ser cautivadas por el trazo de las letras formando vocablos, por la unión de los vocablos formando frases, completando letra a letra, palabra a palabra, frase a frase, párrafo a párrafo el fascinante plano de un laberinto en el que reside, no el temible Minotauro, sino una pléyade de seres inventados, plenos de belleza y bondad.








miércoles, 18 de febrero de 2009

DON QUIJOTE DE LA MANCHA


Esta es una de mis carpetas de trabajo. Como todas las mías está decorada por mí. Siento la necesidad de personalizar mis libros, mis cuadernos, mis carpetas con dibujos. La verdad es que me encanta garabatear mientras presto atención a lo que se dice en una reunión de profesores, o en los folios doblados en que voy a recioger los exámenes de mis estudiantes.
En esta carpeta, de cartón tostado, he dibujado esquemáticamente la efigie de don Quijote de la Mancha, el hidalgo ingenioso que recorrió su tierra bajo los sobrenombres de Caballero de las Triste Figura y Caballero de los Leones, amén del que lo hizo universalmente famoso.
No sé si se aprecia que he compuesto casi un caligrama, es decir, me he servido de las letras para dibujar. Las cejas del loco de los lúcidos intervalos, dicen aquello de "en un lugar de La Mancha" y en la nariz está lo de "vivía un hidalgo de los de lanza en astillero" . los ojos están formados por el nombre de Dulcinea del Toboso y su barba por sus versos "nunca fuera caballero /de damas tanbien servido/ como fuera don Quijote/ cuando de su aldea vino,/ princesa curaban de él/ duquesas de su rocino". En la bacía de barbero están otras cosas, como su famosa aventura en Puerto Lápice. En su gorguera los nombres de Sancho Panza, Teresa Panza, Sanchica, y en los hombros Rocinante, el bachiller Sansón Carrasco, el ama, la sobrina...
En la orla ovalada, mi nombre completo. En el pergamino inferior, el nombre del héroe y el de su patria, tal como el quería ser nombrado y conocido.
Puedo asegurar que de esta forma, con mis devociones literarias ante los ojos y trazadas por mi mano, trabajo muy bien. Me entusiasma mi profesión, que es vocacional, y no sé disimularlo.

martes, 17 de febrero de 2009

EX LIBRIS





Por segunda vez, voy a referirme al concurso Ex Libris que lleva mi nombre. Solicito disculpas por mi escasa maestría a la hora de incluir las imágenes en este humilde blog, me admira la maravilla de muchos de los que visito, bitácora plenas de color, incluso de sonido, cautivadoras y atractivas. No es así la mía, ni pretendo yo competir con nadie. Afortunadamente, o no, para bien o para mal, carezco por completo de espíritu competitivo. En fin, no es ese el tema. Os presento el diploma que el IES El Palmeral ha concedido a los premiados de esta edición. Acudí al acto de entrega de premios, naturalmente, como invitada, y me encantó el diseño, muy amablemente, me concedieron un diploma de honor a mí también, y ahí está.
Mirad el sello ex libris del Departamento, es precioso. Se trata de un caligrama de una palmera a base de los versos del poeta oriolano Miguel Hernández: tristes armas si no son las palabras, tristes, tristes.





En el IES El Palmeral me prometieron recopilar los siete carteles de los concursos convocados hasta la fecha y mandármelos para que yo los tenga. Yo guardo tres. Os presento el del año pasado, aniversario del Poema de Mío Cid. Es precioso ¿no es cierto?







Este es el segundo premio de estea edición. Habrá sido difícil elegir, se han presentado muchísimos y había verdaderas maravillas, plenas de originalidad y buen dibujo. Este es de una alumna de mi IES, el Tháder, que, por cierto, tiene una exposición permanente de ex libris presentados por nuestros alumnos entre los que hay verdaderas obras de arte. Ojalá fuera posible que todos hubiesen sido premiados.


Maravilla de las maravillas son estos dos ex libris a bolígrafo, realizados para mí por un compañero, profesor de Dibujo.


¿Es necesario repetir que amo los libros?




domingo, 15 de febrero de 2009

Sin tregua

La vida no da tregua,
algunas veces,
la vida no da tregua.
Gota
a
gota
derrama su amargura,
como una estalactita,
gota
a
gota.
Y forma en el alma un sedimento
de estalagmita
atormentadora.
La vida no da tregua,
algunas veces,
la vida no da tregua.
Atosiga con golpes de tristeza,
no deja descanso en la zozobra.
Y no sabemos si mirar al cielo
o taparnos los ojos y la boca,
que no salga la lágrima del llanto,
que no llegue
el humo tóxico a la boca.
La vida no da tregua,
algunas veces,
la vida, como un caballo, se desboca.

viernes, 6 de febrero de 2009

Belleza


Es curioso pensar cómo a los ojos,
en las cosas se acerca la belleza,
y el vehículo en que viaja la hermosura
unas veces es flor y otras es piedra,
o a veces el movible y rumoroso
ramaje de los árboles al viento
en la hora apacible de la siesta,
o la ola transparente de la playa,
o alado pájaro que raudo vuela.
Todo es bello y espléndido a mis ojos,
todo es gozo, es la sal de la tierra.

martes, 3 de febrero de 2009

A una fuentecilla rumorosa


Breve círculo en la estrella,
agua redonda, estrellada,
y en el centro el surtidor,
que es la imagen de tu alma
casta, rumorosa, pura,
pues está hecha
de agua.
Y el rumor de tus
canciones
en la fuente el eco agranda
y rebosa de tu círculo
a la estrella que lo guarda
y lo contiene,
amorosa,
en ocho puntas acuáticas.
Esa estrella, fiel,
refleja
la verde sombra arbolada
y el azul claro del cielo
tan limpio
y pleno de calma.

domingo, 1 de febrero de 2009

La moneda de la vida

El envés y el haz
de mi moneda
se alternan:
días de sol,
días nublados,
días que son
de honda tristeza,
días que son
de júbilo exaltado.
Pero
yo soy en mí,
yo soy el mismo
ente
ambivalente,
a sí mismo
enfrentado.