Los libros se inician y tras la lectura de todos sus capítulos acaban.
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Una cierra el volumen con un regusto de anticipada nostalgia por lo que habiendo sido su compañía en muchos ratos de cada día, termina ahora y vuelve en silencio al estante de donde salió una vez para contar las historias contenidas en su páginas.
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Así, yo he sido libro abierto en este blog, y a modo de miscelanéa he contado cosas de muy diversa índole, unas veces profundas, otras desenfadadas, algunas ha sido observaciones ajenas a mí y algunas casi confidencias que a veces tal vez mejor hubiera sido callar, pero carta en la mesa está presa. Alea iacta est.
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He caminado por la blogosfera con el corazón en la mano, cosa harto arriesgada, y he salido con bien de la aventura. Ningún episodio amargo he sufrido en este ámbito. Muy al contrario, he cosechado amistades valiosas que agradezco profundamente y no voy a olvidar. Pero...Toda etapa finaliza.
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Creo sinceramente que tengo cosas abandonadas por dedicar el tiempo a la pantalla del ordenador y al teclado. Y tampoco hay mucho de interés que pueda decir.
Por tanto, cierro el blog una temporada.
De momento no lo suprimo, pero está entre las posibilidades futuras.
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Muchas gracias a todos cuántos me habéis visitado y expresado sentimientos de simpatía.
Seguramente os visitaré en plan fantasma.
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He decidido volver a mis nubes, para caminar sobre ellas sin hacer, claro está, ningún ruido.
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Ha sido un placer.