jueves, 30 de agosto de 2012

Un poema para Haití




De la Antología Solidaria "Artistan con Haití" , que edita MIGAS (Miscelánea Integrada por Grupos Artísticos y Sociales) , coordinado por Antonia Cerrato Martín- Romo y con la colaboración del Ayuntamiento de Badajoz y del Gran Café Victoria, el poema con el que participo, titulado "Un poema para Haití".

UN POEMA PARA HAITÍ


Hoy he recordado el gorrión, herido de muerte por el frío
que rescaté hace años de una acera.
Estaba allí, caído, moribundo, el pobre pajarillo, allí, tan cerca.
Pugné por conservar su humilde vida, que débil se apagaba...
pero no lo logré
¡Señor, qué pena!
¡Qué sentimiento de dolor
tan grande
ante esa muerte de ave tan pequeña!
Y sin embargo...
miles de pájaros fenecen cada día.
Pero yo presencie esa muerte ¡esa!
Hoy pienso en esos niños, que son miles,
incontables también, como las penas,
-terremoto, dolor y desamparo en Haití, en su ruina y su tragedia-,
que se mueren de hambre, olvidados,
comidos por las moscas, la miseria
y el helado corazón de tanto humano...
¿Humano? ¿Humanos somos?
¡Dios, qué pena!

Rosa Cáceres

domingo, 26 de agosto de 2012

El Torreón de La Azohía

Hoy os traigo la imagen del torreón vigía de La Azohía. Servía, como otros que se encuentran esparcidos por la costa mediterránea, para avisar de la aproximación de naves berberiscas, pues las incursiones norteafricanas eran muy frecuentes.
La Azohía, ya en término municipal de Cartagena, se encuentra a continuación de las playas mazarroneras, que también cuentan con vaios torreones vigía, entre los que destaca la Torre de los Caballos en Bolnuevo.

Yo me he bañado en todas estas playas, y os aseguro que en las aguas limpísimas del Mediterráneo azul y verde, se encuantran sabrosa sal, yodo y otros elementos, y también la Historia.
El mar invita a soñar y a viajar con la mente a otras épocas, porque el mar está y estuvo, el mar a nuestros ojos es eterno.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Metáforas e imágenes


La Naturaleza nos ofrece imágenes que se prestan a meditar sobre ellas. Es fácil hallar metáforas conectadas con las personas; existen personas dotadas de personalidades resistentes como rocas, que aun siendo golpeadas por las olas -leáse contrariedades y penas de la vida-, se mantienen fuertes e inalterables, y las hay con personalidad tan frágil que se disgregan y se convierten en arena ante esas mismas tesituras.
Dichosas las personalidades roqueña (no ante la desdicha ajena sino contra las dificultades propias) inalterables ante la desdicha, capaces de hacerle frente a la vida, y dignas de lástima las que no las resisten, pues nada es tan seguro en esta vida como el que vamos a ser baqueteados por las olas, que son los avatares adversos.
Procuremos mantenernos fuertes y, si cabe, servir de resguardo y refugio para quién se siente débil, y espermos que los temporales amainen y las olas se conviertan en caricias recurrentes, metáforas de la paz interior que es la mayor fuente de alegría.

jueves, 16 de agosto de 2012




Como dije que haría, aquí os muestro unas imágenes de la recogida del Premio Literario en Cañete de las Torres (Córdoba).
En esta foto le muestro el diploma a Javier....Y ahora a todos vosotros.
Al fondo, el escenario en que actuaba un grupo cubano muy agradable. El ambiente era de verbena. Los premios se entregaron en un interludio: dos de narrativa (yo tenía el 1º), dos de poesía, dos de diseño de carteles y de fotos.





Con el Concejal de Cultura y el Alcalde.



Al día siguiente fuimos a Córdoba, ciudad que nos encanta y queríamos visitar de nuevo.
En la Mezquita había unas dependencias con puertas de cristales. Lo que se ve son apenas sombras, pero yo sé que somos Javier y yo; usamos mucho este truco para fotografiarnos juntos.



Uno de nuestros lugares predilectos en Córdoba es el puenbte romano sobre el espectacular río Guadalquivir y la torre de la Calahorra. A la sombra, junto al pretil, soplaba una brisa refrescante inesperadamente placentera. Conservaré en la memoria el ratito que pasamos allí, mirando el bullicioso transcurso del agua y las evoluciones de los patos bajo el puente.

domingo, 12 de agosto de 2012

OTRO PREMIO


Me voy a tierras cordobesas.
Me han dado el primer premio de relato del Ayuntamiento de Cañete de las Torres.
Lo recojo el día 14, a las 10:30 de la noche en una verbena que celebran en la plaza del Ayuntamiento.
Naturalmente, os lo contaré todo.
Naturalmente, ya os contaré cómo me ha ido.

Ahora me voy a disfrutar este domingo y mañana lunes en las playas de Mazarrón, desde allí está más cerca Córdoba que desde Orihuela.

Y para poner algo gracioso, improviso una coplilla:

¡Ay, los calores que hacen!
Se me queman las ideas,
y las manos y la espalda
y también tó lo que queda.

viernes, 10 de agosto de 2012

Un fragmento de "La esposa del héroe"



Hoy os quiero mostrar el fragmento del relato que ganó el Primer Premio de Novela Corta Histórica Álvaro de Luna.
Se titula "La esposa del héroe", y yo leí solamente la parte final.

Otra cosa: esta tarde a las 8 y hasta las 10, estaré firmando en la Feria del Libro de Santa Pola, junto al Ayuntamiento y la playa de Levante.
¡Deseadme suerte!




Y ahora...el fragmento prometido de "La esposa del héroe":

(La que habla en primera persona es doña María Alfonso Coronel, esposa de Guzmán el Bueno)

Este año de 1295 no se borrará jamás de mi alma, lo llevo escrito mil veces en estos negros atavíos que visto, como si la tinta negra con que está escrito mi dolor hubiera servido para teñir la tela, y también mi corazón, que late en medio de una noche oscura, sin luna, sin estrellas, sin mi lucero amado, sin mi hijo Pedro Alonso.
Si el rey Alfonso X fue el artífice de mi felicidad, casándome con mi esposo, su sucesor, Sancho IV, ha sido el artífice de mi desdicha, aun sin intención de serlo, porque recurrió a Guzmán para que defendiera Tarifa, asediada por el infante don Juan, su hermano, que había recabado para su bando la ayuda de los meriníes y los nazaríes, que en pos de las ambiciones personales se dan extrañas alianzas, incluso entre cristianos y musulmanes.
Comandados por el rebelde infante don Juan, llegaron los moros al pie de la muralla de la fortaleza de Tarifa, en la que nos encontrábamos, y lanzaron un fuerte desafío a Alonso, que lo escuchó desde una torre.
-¡Guzmán – dijo uno de los capitanes moros- entrega la ciudad! Abre las puertas del castillo o pasaré a cuchillo a tu hijo, que tengo apresado como rehén.
Todo lo escuché desde el punto del adarve en que me encontraba, pues había subido a la muralla impulsada por un pálpito que me llenaba de angustia, en razón de que sabía que era verdad que los moros tenían prisionero a mi desventurado hijo Pedro Alonso, al que por desgracia, y para mi desdicha, habían capturado dos días antes, cuando las hostilidades aún no se habían declarado abiertamente, estando el niño jugando con otros extramuros del castillo.
Eché a correr, arremangándome la saya y subiendo de dos en dos los peldaños de piedra de las escaleras de la torre. Una vez arriba, pude ver yo misma mirando por el hueco entre dos almenas que sí, que no era ninguna bravata, que abajo, al pie de la torre en que nos encontrábamos, el moro tenía sujeto por un brazo a mi hijo, que estaba maniatado.
Mi corazón dio un vuelco y grité el nombre de Pedro con todas mis fuerzas. El niño tenía la cabeza agachada y el cabello le ocultaba el rostro, pero al oír su nombre gritado por mí, levantó la cabeza un momento, sólo un momento, pero fue suficiente para que yo advirtiese que estaba llorando, sin duda de miedo, pues también temblaba, que lo noté muy bien. Y se me partía el corazón, y más cuando presencié cómo el moro, al ver que osaba levantar la cara, lo empujaba violentamente, hasta obligarlo a arrodillarse, y le daba un fuerte pescozón para que volviera a doblar el cuello y a agachar la cabeza.
En ese amargo instante me vino a la mente el tierno Isaac, al que su padre Abraham se disponía a sacrificar en el monte. Esta visión me hizo reaccionar y lanzarme a los pies de mi esposo, poniéndome también de rodillas, como mi hijo, para clamar suplicándole de nuevo con lágrimas en los ojos que parlamentara con el moro y salvara la vida de Pedro.
Pero él no me miró siquiera, por más que yo tiraba con todas mis fuerzas de su brazo izquierdo y gemía desesperada. Con la mano derecha sacó de su cinto un puñal afilado y lo levanto en alto alzando el brazo por encima de su cabeza a la vez que respondía al musulmán con enérgica voz que si la vida de su hijo era el precio de la ciudad, bien estaba dispuesto a pagarlo, pues que no pensaba entregarla jamás, y que si pensaba pasar a cuchillo al mozo, ahí le arrojaba el suyo, que estaba bien afilado, que más estimaba su honra, puesta en defender la ciudad de Tarifa, que la vida de su propio hijo.
Yo no podía creer que tales palabras hubieran salido de su boca, pues eran la sentencia de muerte del niño. Pero Alonso arrojó el puñal al moro, y el moro lo recogió de la tierra y examinó con fría calma su puntiagudo filo.
Volcándome sobre el borde de la muralla, apelé entonces a la piedad de los captores.
-¡Desventurada madre! ¡Padre horrible! ¿A quién me volveré? ¡Moros, tened compasión de una madre infeliz, os lo ruego!
El moro que tenía agarrado a mi hijo, levantó la vista hacia mí, pero en sus ojos no pude leer la piedad, sino el odio mezclado con el despecho por el mal éxito de su estratagema, pues no contaba con la inflexible determinación de Guzmán. Con una sonrisa cruel en la que mostró sus dientes, que me parecieron los de una fiera, clavó el puñal en la garganta de mi tierno hijo, degollándolo con la precisión de un matarife, y la vida de la criatura quedó segada.
El niño cayó inerte en tierra y el moro concluyó su infame afrenta poniendo un pie sobre el pecho del cadáver.
Mi marido volvió la espalda con gesto inexpresivo y se alejó de las almenas sin cuidarse de mí, que quedaba allí, destrozada por la pena, tirada en el adarve, llorando con desconsuelo, mientras mis damas intentaban inútilmente reconfortarme con palabras que me parecían sin sentido.
Todas pudimos oír, no obstante, el clamor con que los soldados saludaban la hazaña de mi esposo.
-¡Viva don Alonso Pérez de Guzmán! ¡Viva el defensor de Tarifa! ¡Viva Guzmán el Bueno!
Guzmán el Bueno…, el Bueno… Y todo porque no dudó en sacrificar una vida inocente, la de nuestro hijo.
A mis veintiocho años me siento vieja, herida de muerte por la aflicción lacerante de la pérdida. Él tiene treinta y nueve años, y a pesar de eso está mucho más vivo que yo; su ardor guerrero lo mantiene enérgico, lo hace insensible al dolor.
Dicen en el castillo que se le ha visto sollozar, cuando cree que está solo, de bruces sobre un banco. Pero yo no he presenciado tales muestras de duelo ni le he oído palabra de pesar por lo que ha sucedido.
Tras esa gesta que todos aclaman, y que a mí me ha roto el corazón, el rey Sancho IV le ha prometido el señorío de Sanlúcar, que comprende las poblaciones de Sanlúcar de Barrameda, Rota, Chipiona y Trebujena. Rico patrimonio, que iguala e incluso supera al que yo aporté a nuestra alianza matrimonial como dote. Pero ¿qué vale ese señorío para mí en comparación con la vida de mi hijo Pedro Alonso? ¡Malaventurado hijo mío! ¡Gorrión mío, malogrado por las garras del odio y de la guerra! ¡Muerto por el funesto designio de hombres sin corazón que aman pelear como reses embravecidas! ¡Fieras, que no hombres! ¡Ninguna semejanza hay entre las mujeres y vosotros!
Los hombres no gestan, realizan gestas. Los hombres no dan vida, la quitan. Ignoran lo que es acoger un hijo en el vientre durante nueve meses, lo que es alimentarlo con la propia sangre, parirlo con dolores de agonía que desgarran las entrañas. Ningún hombre es madre, ninguno…Los hombres no saben que para una madre un hijo, aunque sale un día de su vientre, no sale jamás de su corazón.
Guzmán el Bueno le dieron por sobrenombre, Guzmán el Bueno…



Rosa Cáceres


lunes, 6 de agosto de 2012

MI Premio de Narración Histórica Álvaro de Luna en Cañete (Cuenca)



Día 4 de agosto.
Sencillamente ¡genial!
Todo organizado de maravilla.
Poco voy a deciros, excepto lo que estais viendo en cada foto.
En esta aparezco flanqueada por dos caballeros que son, ni más ni menos, que escritores ganadores de anteriores ediciones del Premio.



Recibiendo el Premio Álvaro de Luna de manos del Alcalde de Cañete, por mi relato "La esposa del héroe". El héroe no es otro que Guzmán el Bueno, que no quiso rendir Tarifa y arrojó su puñal para que los sitiadores mataran con él a su hijo Pedro que mantenían como rehén.

Metida de lleno en mi papel de doña María Alfonso Coronel, la esposa de Guzmán, dolorida por la muerte de su niño.
El público se emocionó y me obsequió con aplausos y bravos.




Es curioso esto de que los escritores vayamos vestidos de época para la ocasión.

Autoridades, director de la UNED de Cuenca, escritor, Presidenta del Jurado 8Amparo Ruiz Luján), Presidente de la Diputación, yo en medio , como los jueves jajaja, el Alcalde, la concejal, otro escritor...




De izquierda a derecha, una servidora, el director de la UNED de Cuenca Miguel Romero, un excelente escritor además, el señor Alcalde y el señor que encarnaba a don Álvaro de Luna.


Caballeros en la Plaza Mayor.


Acto protocolario de la tarde, de nombramiento del Comendador de la Villa.

Entre Miguel Romero y el Comendador.



En la Playza Mayor, aplaudiendo a los danzantes.


Ofrenda floral a la estatua de don Álvaro de Luna.


Despues, ya con Javier.
Nos gusta salir juntos en alguna foto...un espejo es un buen recurso.



En la mañana del domingo desfilan hasta familias con bebés.


En un rincón histórico de Cañete. En cuyas fiestas se presencian batallas, torneos, lizas, y se asiste a mercados, campamentos y vida medieval recreada por los vecinos.


Una foto de despedida, de unas fiestas inolvidables.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Una excursión a Cabo de Gata, para conocer a Rosario



¡Un día de película! Ese fue el día de ayer. Por fin íbamos a conocernos Rosario, la del Librillo, y yo; y todo gracias a que me lance a decirle que si nos invitaba a comer, Javier y yo íbamos para allá, si su marido estaba conforme, claro. Y sí que lo estuvo, que es simpatiuísimo, y s´ñi que estuvo Javier dispuesto a conducir desde el Puerto de Mazarrón a Cabo de Gata, en Almería...
Y ya veis qué paisajes contemplamos una vez alli...
Pero lo de los paisajes -con ser impresionantes- era lo de menos. Lo principal era el encuentro con unas personas, que resultaron maravillosas.
Aunque sea sin orden, quiero mostraros algunas instantáneas del día.




Después de comer -¡y qué comida, amigos!- Rosario y yo estuvimos viendo su libro de poesías infantiles, recién publicado y las tres novelas mías que ella tiene. Luego fuimos de excursión al faro y al impresionante Arrecife de las Sirenas, cuya imagen encabeza este post.




Aquí estamos, recien llegados nosotros, Rosario y yo tan contentas de conocernos en persona.
Yo estoy contentísima, desde luego, porque para colmo, sonó mi móvil y era para anunciarme que he ganado el Premio Internacional de Relato Histórico Breve "Álvaro de Luna", y que he de recogerlo este sábado día 4, en Cañete (Cuenca). Dos alegrías así juntas -el encuentro con una buena amiga y el premio- me pusieron la cara así de sonriente.
¡Rosario me trajo suerte!





Rosario y yo luciendo sendos pareos en la playa, en la desembocadura de una rambla, no olvidemos que allí hay un extenso parque natural, el de Níjar-Cabo de Gata.



Y estas "Poesías para Cantar" que sostengo en las manos se deben a la tierna inspiración de nuestra querida Rosario.

Y además me hizo una funda para el móvil de color azul cielo y cerrada con una caracola.
¿Se puede pedir más?
Lo repito, un día inolvidable. Qué bien lo pasamos, qué bien estuvimos, qué bien nos trataron, qué pedazo de cocinera es Rosario, qué poesías maravillosas sabe escribir para los niños... ¡es que le salen del alma!, porque sabe amar a las criaturas, es una mujer llena de ternura para con todos.

Me sentí como si nos conociéramos de toda la vida: cómoda, esa es la palabra, como en familia.

¡Rosario es uno de los tesoros humanos que esconde este mundo de los blogs!