Una fuente es siempre un motivo de contemplación. Sugiere infinidad de ideas. En este caso, la fuente encerrada entre paredes parece añorar el aire libre y la luz del sol.
Merece el agua reflejar el azul celeste del firmamento en un día claro de sol.
Merece el canto del agua seducir con su líquida musicalidad los oídos de los que se acercan.
Merece la límpida belleza de la fuente ser admirada en un amplio escenario de flores y aromáticos setos de romero.
Y, sin embargo, aun entre paredes, la fuente es espejo, es música, es belleza.
Merece el agua reflejar el azul celeste del firmamento en un día claro de sol.
Merece el canto del agua seducir con su líquida musicalidad los oídos de los que se acercan.
Merece la límpida belleza de la fuente ser admirada en un amplio escenario de flores y aromáticos setos de romero.
Y, sin embargo, aun entre paredes, la fuente es espejo, es música, es belleza.