Dicho esto, voy con unas que pasarían la criba de cualquier censura jajaja. Aunque no serán tan divertidas.
Las penas que en la vida
tengo pasadas
son como las lecciones
asimiladas.
Comenzar una copleja
es la cosa más sencilla.
Terminarla, es otra cosa,
mucho más enredadilla.
Tú tienes los ojitosmuy picarones,
ardientes y negritos
como carbones.
Y no me puedo quedar con las ganas: una coplilla satírica, sin mucha malicia.
Ayer recibí un anónimo.
Sólo decía tonterías.
Si yo escribiera esas cosas,
tampoco las firmaría.