El enamoramiento es la puerta por la que se accede al amor.Pero hay quien no pasa del vestíbulo y piensa que el amor tiene unas reducidas dimensiones, como una habitación que se recorre en pocos pasos.Pero la casa en que habita el amor verdadero es inmensa, sus estancias no se acaban de descubrir jamás y cada una de ellas reserva un sorprendente riqueza para la vida.
El enamoramiento entra apresuradamente en los sentidos, y luego en el corazón, y es capaz de hacer posada en lugares realmente inhóspitos y espinosos.
Incluso se acomoda a situaciones realmente escarpadas, abruptas, porque tiene prisa y en su urgencia erótica no tiene paciencia para esperar.
Pero el amor precisa cuidados y suavidad, el amor necesita delicadeza hacia el otro para no fenecer ahogado por las dificultades que continuarán llegando, y a las que el simple enamoramiento no puede afrontar por mucho tiempo.
Cada cual habla de su experiencia.
Y es cierto que no hay amor que perdure sin dolor y sin cuidado diario.
Nadie está conquistado para siempre. En esto aciertan los que dan al amor una fecha de caducidad, aunque se refieren- claro está- al amor que uno ha dejado de cultivar.
El amor que está vivo necesita ser mantenido con vida.
Uno hace muchas cosas por mantener su cuerpo, pero a menudo no hace tantas por mantener sus sentimientos, su ilusión, su fuego.
Y debemos ser hoguera de hogar a la que acogerse en el frío.
O brisa fresca en día caluroso.
Agua para la sed.
Risa para la tristeza.
Sonrisa para la melancolía.
Caricia para la soledad del alma.
Mirada para la comprensión.
Palabra de amor para la ilusión.
Proyecto para que el sentimiento amoroso pueda tener un futuro.
Aprende a decir palabras de amor.¿Acaso no te encanta que te las digan a ti?