Diariamente descubro la belleza en cualquier detalle que encuentro a mi paso, como por ejemplo la encontré admirando las ramas entretejidas de este árbol que crece al pie de una breve torre.
O la hermosura florida de este otro árbol que nos deja su esplendor dorado bajo el dosel de un cielo de un azul clamoroso sin nubes. que invita a la alegría.
En todo lugar, si me es dado contemplar lo bello, disfruto de ese privilegio con agradecimiento.
Porque la belleza me habla, me interpela, me invita a admirarla, a soñar, a imaginar, a respirar hondo, muy hondo, llenando los pulmones de un aire perfumado por la hermosura, ya provenga de la naturaleza, ya provenga de la mano del hombre cuando hace del arte su lenguaje sublime.
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Queridos amigos, me marcho otra vez de viaje por unos días. Responderé a vuestros comentarios (si es que los tengo) en cuanto regrese. Y a mi vuelta os hablaré de otros detalles admirables que me hayan salido al paso.