Es un misterio el que lleva dentro la sonora voz de la campana.
Es un misterio la resonancia de su eco que nos habla al alma.
Y más misterio aún el hecho de encontrar nuestro nombre escrito en el bronce antiguo de su cuerpo.
En lo alto de una torre de la catedral de Faro, en Portugal, a la que se asciende por empinada escalera de más de cien peldaños. Allí encontré esta enorme campana con el nombre de "Rosa" escrito. No me resistí a guardar esta imagen como recuerdo.