miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pensamiento



Incluso la belleza efímera es capaz de dejar una huella en quie la ha conocido.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Mejor tomárselo a risa

Vamos a ver, pequeños: ¿Quién de vosotros me ha echado mal de ojo? 
Porque digo yo que alguno ha tenido que ser, si no no me explico el cúmulo de desdichas que me están lloviendo, que parece que me caen chuzos de punta ¡Jajajaja!
Enumero:
*Se nos llena el salón de la casa de la playa de humedades, que están las paredes como el tizón de negras jajaja, y ni los técnicos del seguro saben de qué puede ser. Hay que esperar a ver qué pasa.
*El frigorífico deja de enfriar, de repente, ayer, que según creo era el "VIERNES NEGRO" jajaja, pues negro sí que fue, os lo aseguro.
*La energía solar, que tenemos para el agua, ayer empezó a sacarla tibia solamente (¡Qué ducha me di, amigos! ) jajajaja
**** No digo más, que luego todo se sabe.
¿Quién ha sido? ¿Quién ha sido? ¡Que me lo como! Jajajaja
Otra desdicha:
*Con la novela AURA, me vinieron escrúpulos textuales jajaja, quiero decir que no sé si necesitaré cotejarla con la ya publicada, puesto que las correcciones se hacen sobre el papel, no sobre el archivo digital, y tal vez..¡Ay, que ni me atrevo a comenzar el cotejo!
Estoy que me rulo de risa, no os miento. Pero sigo preguntándome quién es el bellaco que me ha echado la maldición.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un cuadro de una gran amiga nuestra

Sigo enfrascada en la revisión de mi novela AURA  en el mismo pueblo en que vive nuestra gran amiga Concha Sánchez Lorente. Y he tenido la frescura de tirar de uno de sus cuadros para ilustrar esta entrada. A Conchita le encantan las flores, su patio es un vergel ¿se nota, verdad?
A mí me encantan sus cuadros, de temática variadísima, con el mar, las personas, los edificios, los personajes de cuento o de cine...
Si viérais su casa os asombraría; es un museo nutridísimo de cuadros. Da para pasarse un día de visita, porque es casa grande y tapizada de obras de arte.

Me he tomado estos momentos de relax, antes de enfrascarme otra vez en lo mío.

Esta mañana me he levantado temprano, entre dos luces, y me he sumergido en los pasajes de AURA  con tal concentración que me ha pasado eso que me pasa de vez en cuando: he salido de "mi" realidad y, de regreso,  me he encontardo perdida en ella, puesto que me había  trasladado a "otra", que se desarrolla en otro lugar y en otros años. Os aseguro que es una experiencia extraña, algo así como viajar en el tiempo y en el espacio y aterrizar de vuelta en un sitio y una realidad que son  los mismos  de dónde saliste mentalmente, pero que ahora te cuesta reconocer.
Estoy desubicada, despistada, rara...por eso me he agarrado al brazo de Conchita a través de uno de sus cuadros más alegres; para poder tomar conciencia de que estoy aquí, en el Puerto de Mazarrón, en 2012, y no en Zafranera de la Mancha en 1958.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Este es el sitio

Este es el sitio al que voy a retirarme unos días para concentrarme en corregir las última (creo que serán las últimas) pruebas de imprenta de mi novela AURA, en proceso de reedición, como os he dicho alguna vez.
La nueva edición amplía el texto e incluirá los dibujos con que suelo ilustrar, para mí, todas mis novelas. 
Estamos a vueltas con la portada, un problema que resolver. 

Entraré a los blogs pero con la rapidez del viento. He de estar en esta labor, que resulta siempre pesada.

Para animar esta entrada, os pongo unos fragmentos  sueltos de AURA:

    Durante días, que le parecieron un calvario, navegaron de España a las Islas Filipinas, haciendo escalas, a veces para cargar carbón y vituallas frescas,  en Port-Said, Suez, Aden, Punta de Gales y Singapur. En esas escalas él había encontrado alivio a su tormento echando pie a tierra y descansando de las permanentes nauseas y las horribles arcadas que le tenían estragada la garganta y maltrecho el cuerpo entero.
*******

Si era invierno, en vacaciones de Navidad, asaba castañas en el hogar de la amplia cocina, oyendo la charla de las sirvientas e incluso de los gañanes de la casa que se acercaban al amor de la lumbre a comerse un plato bien lleno de gazpacho manchego con una cuchara de palo que se hundía con glotonería en el humeante guiso de torta y caza variada. Sentados en los serijos de esparto se comportaban con la llaneza que parecía innata en aquellos que se crían en los llanos de La Mancha.
    Si era verano, el placer era la siesta en frescas sábanas de algodón bien planchadas en su bien aireado dormitorio, escuchando el canto de las chicharras y dejándose mecer por el rumor del viento entre los pinos y los eucaliptos, que expandían sus balsámicos perfumes campestres serenando su alma.
    No quería nada más. Tal vez un hombre. Un hombre con unos ojos que supieran encontrarse con los suyos. Y en el pueblo, lástima, no había ningún hombre así.
*****

La labor de retirar los estambres de la rosa de azafrán (“la rosa” decían allí simplemente y todo el mundo sabía a qué flor se referían) podía parecer simple, una acción  mecánica, monótona, y así era. Sin embargo, precisamente en su monotonía residía su dificultad. Cuando se pasaba más de dos horas seguidas en la paciente tarea de extraer los finos hilillos sin romperlos, con delicadeza, los dedos comenzaban a entumecerse, parecía que costaba dirigirlos, se acalambraban y se deseaba hacer con ellos cualquier otro ejercicio. Por ejemplo tocar la guitarra. O, mejor aún, tocar el piano, como la señorita Aura. Eso al menos fue lo que rezongó Emilia, la de los Rajaos.

Sin embargo, este cansancio, que desde los dedos subía por el brazo y enervaba todo el cuerpo, no se advertía a simple vista. Las muchachas, reunidas en su tarea, semejaban un grupo de sirenas rodeado de un mar azulado de pétalos fragantes. La juventud que poseían las hacía hermosas, lozanas. La alegría de las que esperan un no sé qué del futuro, que aún se presentaba halagüeño, pleno de misterios por descubrir. El plato de lentejas de la vida humana, tan apetitoso para el hambre nueva como las lentejas que Esaú pidió a Jacob, el vaso de agua fresca para la sed no saciada.
    A veces, cuando el plato de lentejas está a medio consumir, descubre uno que el guiso no estaba tan bien condimentado y que ha pagado un precio exorbitante por un condumio de aspecto gris, que sólo el hambre nos hizo apetecer con desmesura.
******

    El espejo le devolvió una imagen de extraordinaria majestuosidad.
    A Aura le gustaba contemplarse despacio en el espejo de luna de su armario, a solas, en su dormitorio de soltera. Eran momentos de vanidad íntima, que no hubiera reconocido ante nadie, ni ante su propia madre.
*****
 Desde jovencita, en realidad desde que volvió del internado madrileño, llevaba la vida de lo que podríamos llamar una beata, fuertemente agregada a las celebraciones litúrgicas. Asidua a la iglesia, a nadie podía extrañar que acudiera ahora diariamente a la misa del párroco, ya que se trataba de misas cantadas que él sabía hacer muy atractivas, gracias a sus conocimientos musicales y su potente voz. Siendo Aura, como era, una pianista más que mediana, tampoco podía chocar a nadie que escuchara al párroco con embeleso.
    Todavía ninguna comadre, ninguna beata del pueblo le había echado sal y pimienta a la situación. Por otra parte, la cosa aún no pasaba de miradas entre uno y otra. Pero las miradas ponen a veces el alma en los ojos. Se puede ser dichoso con la vista. Esto bien que lo sabía Aura Soto. Eso era también meridianamente claro para Rodrigo, el padre Humanes.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Y a pesar de todo...

Y a pesar de todo, de las noticias nefastas y el entorno angustioso, hay cosas bellas en la vida.
La Naturaleza, en la poderosa fuerza que nos acoge, que a veces muestra su poderío desatado dando al ser humanos una terrible lección de humildad- como si fuese ella una antigua maestra que cree que la letra con sangre entra-, pero en  otras  ocasiones nos muestra serenamente  sus maravillas incomparables.
Y también, afortunadamente, hay personas buenas -en medio de tanto rastrero oportunismo y tanta crueldad que vemos-, personas que nos hacen persistir en la confianza en el ser humano, que a veces se nos tambalea.
Os confieso que yo tengo una lista de las personas buenas que me he ido encontrando a lo largo de los años, un registro que nunca olvido de los que me han confortado con una palabra de aliento, con un rasgo de optimismo, de humor, de estoicismo, de filosofía...cada uno según su forma de ser. Y de esa lista tengo que echar mano en los momentos en que tengo la tentación de pansar que todo está perdido.
Y sobre todo, hay amigos, esas joyas humanas que valen más que el oro, porque -no recuerdo quién lo dijo- en esta vida están los amigos, el resto es selva.

martes, 6 de noviembre de 2012

Árido es el paisaje


Árido es el panorama que nos está tocando vivir.
Hay quienes sostienen que uno se busca las cosas que luego le caen encima, que somos responsables de todo cuanto nos sucede en la vida. No puedo estar de acuerdo con eso, que sí puede que sea cierto en algunos casos puntuales, pero que no tiene nada de cierto si miramos alrededor y vemos la cuota de sufrimiento que se ven obligados a soportar personas de todas las edades. No sé si alguien mantendría esa idea de "Nos merecemos lo que nos pasa" ante una criatura enferma de gravedad, ante un niño que pasa hambre o frío, ante un padre de familia que ha sido despedido de su trabajo, sin buscárselo, claro, y de repente se ve con todos los suyos abocado a vivir en la calle y a depender de la caridad para comer algo.
No hay justicia en este mundo.
La desvergüenza con la que ciertos vividores nos escarnecen mientras banquetean riéndose de la crisis- entre otras cosas porque les favorece a ellos- me pone muy triste.
Y los políticos...mienten más que hablan. Qué manera de defraudar las esperanzas de los ciudadanos...
Hay quien preconiza la alegría como la panacea que todo lo cura. ¡Palabras! Dile que esté contento a uno que no ha comido en todo el día y no sabe en qué portal se va a acurrucar para dormir a la interperie.
Esto se les ha ido de las manos a los que mandan. Que les aproveche el menú de lujo, pagado por los contribuyentes, que degustan mientras discuten del sexo de los ángeles y de amnistías fiscales para sus elegidos.