jueves, 24 de febrero de 2011

Pensamientos filosóficos ante una flor silvestre

La foto de esta flor que sostienen alzada mis dedos, sin arrancarla de su mata, está hecha en el castillo de Sagunto.
La flor en cuestión era silvestre (ignoro su nombre, casi no sé nada de botánica) nada espectacular, pero bella en su sencillez de heraldo de la primavera.
Sin embargo, algo muy curioso ocurría con la mata en que crecían ella y otras iguales: las hojas verdes eran rectas, normales, pero las flores que sostenían se mostraban todas inclinadas hacia abajo, hacia la tierra.
Recuerdo que le comenté a mi marido que esas flores eran "flores humildes", puesto que se mostraban con la cabeza gacha, y que me agradaba tanto esa humildad que iba a fotografiar a una de ellas ayudándola a mostrarse alzada hacia el cielo.
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Y así lo hice. Sostuve con dos dedos de la mano izquierda su delicado cáliz mientras que con la derecha dispsraba la foto que hace honor a la pequeña maravilla rosada que aquí os muestro.
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Siempre he admirado la virtud de la humildad; digo "la virtud", que nadie se engañe. Hablo de la humildad sincera, no de la impostada y falsa, que no es sino soberbia encubierta.
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Hoy he recibido un comentario en el blog que me ha hecho meditar sobre el tema. Es un comentario elogioso hacia mi persona. Lo hace Paqui Quintana Vega, que me supone unas determinadas cualidades de optimismo.
Le he contestado algo que creo de veras: Y es que la buena opinión que otros tienen sobre nosotros, nos ayuda a elevarnos hasta merecerla. Así es que siempre un elogio sincero sirve para que mejoremos, que nos obliga en cierto modo a tomar la resolución de ser mejores.
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En definitiva, si opinas bien de mí, aunque sea para no dejarte por mentiroso, me esforzaré en ser como tú crees que soy.

domingo, 20 de febrero de 2011

Paseando por Castellón



Este grupo escultórico del Grao de Castellón me encantó. La mañana era alegre, la imagen representada de los tres niños jugando también.
Todo armonizaba perfectamente.
Creo que es una gran idea adornar los espacios de plazas, calles y puertos con estas representaciones artísticas. Siempre procuro llevarme el recuerdo en mi cámara de fotos.



Y aquí me teneis, ante otra gran escultura en metal que estaba frente a la puerta del hotel . Desde la ventana de la habitación la veía, abajo, como retándome ¡a mí! ¡ja! como si yo fuera a asustarme...
¿A que no tengo cara de susto?

Y no pude resistirme a inspeccionar críticamente la obra que estaba trabajando este pintor. Era una vista de la concatedral de la ciudad. Y no estaba mal, no estaba mal... Se lo dije y se le quitó un peso de encima, porque le había llegado la voz de que soy muy severa juzgando la pintura.
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En fin, que me lo pasé muy bien en esta escapada y lo comparto con vosotros sin más pretensiones en esta entrada.

martes, 15 de febrero de 2011

Solos

Esta entrada está dedicada a Begoña de Urrutia, porque incluye un poema del que le he hablado esta misma tarde.

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Solos

Yo estoy sola, tú estás solo,
solo está todo el que piensa,
solo está aquel que medita,
y a que a su verdad se enfrenta.
¡No pensar! es la consigna.
¡Gritar mucho! Y que ensordezca
el oido y la memoria
y hasta la misma conciencia.
¡Hablar alto, casi a voces!
porque el silencio nos cerca
y el ruido te ayuda a huir
de ti mismo y tu tristeza,
de la amarga soledad
que a toda alma rodea.

lunes, 14 de febrero de 2011

El silencio

Hoy os saludo simplemente con una frase mía.
Me gusta el silencio. Me encuentro realmente bien en él. Por eso he escogido este pensamiento.
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El silencio es el mar por el que mejor navega el pensamiento.
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Una curiosidad: cada día que pasa me desaparece un seguidor, jajaja, a este paso me voy a quedar sola. El caso es que no descubro quién ha desertado de mi amistad...pero los números cantan. Estoy intrigada.


jueves, 10 de febrero de 2011

Naves fenicias

A la entrada del Puerto de Mazarrón, por uno de los lugares de acceso, encuentra uno esta rotonda con las dos naves fenicias que son el símbolo de este pueblo, puesto que aquí se hallaron dos navíos de esa civilización en perfecto estado.
Pero yo lo que quiero es haceros un anuncio: el martes firmé el contrato de edición de mi nueva novela. Sí, sí, esa con la que os he estado mareando todo el verano. Esa de la que hice encuesta para el título ¿os acordáis?
Ahí tenéis el paisaje que se lo da, la isla de Cueva de los Lobos, con Cabo Cope, en Águilas en segundo lugar.
La encuesta era sobre dos posibles títulos: Isla Cueva Lobos o Cueva Lobos, simplemente.
Muchos distéis vuestra opinión, pareció decantarse por el título más corto. Pero yo pensaba que mucha gente pensaría en montaña y en el lobo canis lupus, así es que no estaba del todo convencida.
Bien, pues al final me he decidido por la primera opción, que fue la que puse en el manuscrito. Además, no sé cómo, aunque al editor le dije Cueva Lobos, cuando me mando el contrato ya firmado por él, ponía "ISLA CUEVA LOBOS", así es que es el destino. Al fin y al cabo, Cueva Lobos es una isla, como bien podéis ver en la foto ¿no?
En su múltiples cuevas se refugiaban los lobos marinos, más conocidos como focas-monje, monachus-monachus, científicamente hablando.

Esa es la noticia: No tengo ni idea de cuándo saldrá, he de esperar las galeradas de imprenta para revisarlas...El Emboscado necesitó cuatro pruebas, no sé este novelón que supera con creces las 500 páginas.
Esto va para largo, pero ya estáis avisados, amigos.

martes, 8 de febrero de 2011

Hoy os traigo unas coplillas de humor. Y las ilustro con uno de los cuadros en madera que pinté en su día para mi casa de la playa.
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Algunos dicen que sí,

algunos dicen que no,

y si tú no entiendes nada,

tampoco lo entiendo yo.

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Ayer recibí un anónimo,

solo decía tonterías,

si yo escribiera esas cosas

tampoco las firmaría.

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Aprovecha que vienen

los carnavales

y si eres guapo o feo

lo mismo vales.

Y es que con el misterio

de la careta

hasta el tío más feo

esconde la jeta.

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Bailando sevillanas

eres graciosa,

pero para otras cosas

¡menuda sosa!

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Estoy leyendo refranes

y me hacen considerar

las tonterías tan grandes

que se han llegado a pensar.

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domingo, 6 de febrero de 2011

Como niños



Como niños

Está la chiquillería alborotada porque es fiesta. Los pequeñuelos y tienen todo el día para jugar. El filósofo humilde se contagia de esa alegría y se deleita en la algaraza que forman en el parque.
Se ha sentado en un banco al sol y sonríe al mirar lo bien que lo están pasando las criaturas con sus juegos. Se acuerda de cuando él era niño y de la alegría que experimentaba los días de asueto. También se acuerda de la letrilla de Góngora –“Hermana Mariica, mañana que es fiesta/ no irás tú a la amiga/ ni yo iré a la escuela…”- y su sonrisa se vuelve igual de tierna, pero además un tanto melancólica.
Son irrepetibles los días de nuestra infancia.
El filósofo sabe que la infancia es la verdadera patria espiritual de cada uno, y que quien pierde su infancia, pierde también su patria de dentro y es como si hubiese sido expulsado del Paraíso Terrenal. Así de amargo es perder lo que hay en de niños en nosotros, aunque no nos demos cuenta. Pero el filósofo humilde ha meditado mucho sobre esta verdad de vida y sí que sabe lo nefasto que resulta perder la niñez espiritual.
El filósofo humilde ha constatado que sólo los niños tienen auténtica capacidad de asombro ante las cosas, porque todas las cosas son nuevas para ellos.
Perder la capacidad de asombrarse es cosa desaconsejable, si se quiere ser feliz.
Nada hay tan triste como ser un cínico y estar de vuelta de todo, porque eso significa que ya nunca más se gozará de la fiesta y de la sorpresa. La sorpresa forzosamente ha de ser algo nuevo, inesperado. Y el que viene de vuelta ya no se sorprende de lo que ya anduvo cuando iba de ida.
Además la capacidad de sorpresa ante las pequeñas maravillas de cada día únicamente es patrimonio del alma humilde, que no afecta conocer maravillas mayores, de esa que sólo contemplan los elegidos por la fortuna, y eso de vez en cuando nada más.
El filósofo humilde se acuerda del cuento de “El traje nuevo del Emperador” -que viene en el Libro del Conde Lucanor- y se ríe sin malicia pensando en la cantidad de fatuos que andan por ahí en cueros pensando que van vestidos fastuosamente y que son los más listos y los más capaces.
El filósofo humilde tiene la certeza de que hay que hacerse como un niño para entrar en el reino de la alegría y de la paz. Por eso su principal tarea es cuidar al niño que es, allá en las profundidades de su corazón, porque ese niño es el que hace que le aflore a los labios una sonrisa sana y generosa ante la alegría de los demás, ante la algarabía que estos chiquillos.


Rosa Cáceres

jueves, 3 de febrero de 2011

Trampantojo y coplillas filosóficas

Un trampantojo (una trampa ante el ojo) es una pintura frecuentemente mural, hecha con realismo y con intención de crear ante el que mira el efecto falso de un escenario. Este que os muestro me parece que lo fotografié en Tarragona. En una pared ciega se ha logrado la apariencia de una vivienda de tres plantas y tres balcones en cada una de ellas. En la primera planta seis personajes ficticios se asoman a la calle vestidos de gala, en la segunda planta una mujer cuida las macetas en un balcón, el balcón central se engalana con la Señera de Cataluña y un pintor con su paleta y su caballete parece copial el paisaje, el tercer balcón tiene la persiana baja, sobre la barandilla, pero permite ver las macetas que tanto parecen gustarle a la mujer que está en el otro. El tercer piso está abierto, pero sus habitantes no se muestran.
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Para mí algunas veces el mundo es un trampantojo, una irrealidad habitada que no logro entender del todo.
Hay un tema literario que es el del "extranjero en su tiempo". Me siento identificada con él. Esa sensación de extrañeza ante el mundo que me rodea la conozco perfectamente.
Al hilo del tema, esta coplilla. Encuentro desconcertante la realidad y la forma de pensar de la mayoría de las personas.
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No es mi queja, no señor,
que no me comprende el mundo,
mi queja es ¡oh, dolor!
que no lo comprendo yo.

Esta coplilla la compuse hace muchos años, obedece a una constante en mi vida: no comprendo el mundo. Nada, que por más que lo intento no logro comprender las reglas del juego que rigen, ni cuando son reglas de juego sucio (que eso tendría un pase) ni cuando son las de juego limpio. Siempre supe que era yo la que no entendía nada...resignación.

¿No quieres mirar al mar?
Pues no mires a los cielos,
que en ellos también está.