Cuántas veces pasamos pisando,
casi al vuelo, de puntillas,
por encima de un suelo
que esconde una maravilla.
Sólo quien profundiza
y baja a la honda sima
goza de la perfecta y mística arquitectura
de las rocas en columnas por los siglos esculpidas.
Cuántas veces valoramos a los otros con medida
tan superficial y vacua
que al menosprecio inclina:
No vale como persona,
es falso, es de pacotilla...
Y olvidamos que en las almas
hay siempre una maravilla,
quizás profunda y arcana,
quizás muy bien escondida,
pero no hay quien no tenga
alguna cualidad digna.
2 comentarios:
amiga Rosa te deseo que pases una buena noche en compañia de los tuyos. Un abrazo
Muchas gracias Álvaro. También yo deseo lo mismo para ti.
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