miércoles, 26 de septiembre de 2007

Los estudiantes singulares

Comienza el curso en los institutos. Se llenan las aulas de jóvenes estudiantes y se estrena, no sin cierta inquietud un nuevo tramo de su formación, no sólo académica, sino también personal, pues naturalmente los días y las experiencias los abrirán a sorprendentes conocimientos y a una maduración psicilógica devenida de alegrías y tristeza, encuentros y desencuentros, obstáculos y éxitos que parecen allanar, al menos por un momento, el camino.
El trabajo es árduo, no es tan fácil ser joven ni ser estudiante, y para decirlo de una vez, no es fácil ser persona en ninguna etapa de la vida. Pero es algo que merece la pena.
Sin embargo, siento que sobre los jóvenes de hoy en día pesa la sospecha general de poco interés por todo, de sr enemigos de su profesores, boicoteadores impenitentes de clases y actividades educativas...En fin, se piensa que los jóvenes son un desastre. Pues ¿saben lo que pienso? que eso es una solemne majadería, una injusta generalización, simplista y antipática por añadidura.
Y es que no existen "los jóvenes" como masa indiferenciada. Existe un joven, este joven concreto -sí, ese que hace deporte, y se integra en iniciativas culturales-, y aquella chica joven -sí, esa, la que lee y pinta y se interesa por la música, sí, sí, esa que usted piensa, la que toca en la banda de música que vio usted ayer, acompañando esa procesión, o en ese concierto de la Glorieta...esos y otros tantos, pero singulares, con su singularidad acuestas, con sus penas y sus alegrías y con su particular y única visión del mundo que le ha tocado vivir.
Conozco muchos chicos y muchas chicas que son el futuro, que serán los hombres y mujeres del mañana. Hoy algunos de los que son o han sido mis alumnos me saludan y hasta me demuestran afecto. El mismo que yo les tengo a ellos.
Hay que conocerlos, uno a uno, si no, es imposible apreciar lo mucho que valen. No los desalentemos juzgándolos por ser jóvenes, eso no es ninguna falta.

2 comentarios:

Anna dijo...

Hola Rosa.

Te he encontrado a través de nuestro Álvaro en Paparruchas.
Me he alegrado de leer tu texto, pues yo también apuesto por la juventud.
Se tiende a compararlos con las juventudes pasadas, y ciertas innovaciones sociales etc, les quita credibilidad a los ojos de otras generaciones.
Habrá de todo por supuesto, pero es que antes también había de todo.

Me ha gustado leerte.

Un saludo.

Rosa Cáceres dijo...

Gracias Anna. tengo muy experimentado que nadie da lo que antes no ha recibido. Eso exactamente le ocurre a nuestros jóvenes: demuéstrales que los aprecias y ellos te apreciarán, dales un voto de confianza y ellos se esforzarán en cumplir lo que les toque hacer, aliéntalos en sus éxitos y sus logros aumentarán día a día. La postura contraria no les lleva más que a la depresión, mal tan extendido en nuestro tiempo. Son jóvenes,y les ha tocado vivir en una sociedad competitiva. No se lo hagamos más dificil.
Un saludo