Un breve chispazo
de luz y alegría ilumina de cuando en cuando
la ruta de la vida.
Brilla y su resplandor alegre
nos seduce. Y olvida
el alma
la angustia
que la tiene oprimida.
Pero, siempre, siempre, siempre
está en el horizonte la muerte cierta, fría.
No somos más que un segundo
en el trascurso eterno de los días.
Nos afanamos y nos desvivimos
en lucha,
no somos sino "agonía",
tal cual los griegos antiguos
filosofaban y sabían,
tal como el sabio Unamuno,
desconsolado,
decía.
Que la vida es siempre trágica,
que vivir es agonía.
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