Todos tenemos paisajes ideales, paisajes que están para siempre impresos en nuestro yo más profundo, hasta el punto de no necesitar mirarlos para verlos.
Este paisaje es uno de los que representan la serenidad que solamente puede ofrecer lo que verdaderamente amamos.
Lo dibujé a plumilla, empleando tintas de varios colores. La técnica es ingenua, poco depurada, pero al fin y al cabo, al plasmarlo no pretendía yo sino acariciar las líneas del paisaje, para demostrarle ( si es que acaso los paisahjes nos sienten a nosotros como nosotros los sentimos a ellos) mi cariño.
2 comentarios:
"si es que acaso los paisajes nos sienten"...
pondremos un ejemplo de sensibilidad universal como la de Leonardo da Vinci que él, en sus escritos y apuntes ya afirmaba que "lo que nuestra vista recoge es sentido" refiriéndose concretamente al paisaje.
Es el misterio en el que vivimos que nos hace plasmar sentimientos como el que se percibe en este atrayente cuadro. Sentimientos que transmites perfectamente.
Felicitaciones.
Pedro
Gracias Pedro. Ese es el paisaje de todos los veranos de mi vida. Naturalmente, para mí es algo especial, algo tan querido que tiene poder sobre mi estado de ánimo. Adoro el monte del Faro del Puerto de Mazarrón, y la luz en la noche que guía los barcos y también mis sueños.
Publicar un comentario