jueves, 5 de marzo de 2009

Diario de una profesora experimentada. Salvando caracoles.

Antes de ayer llovió, ayer también y hoy lo mismo. A mi la lluvia me acobarda bastante; soy como un gato. Pero si llueve, pues no hay más remedio que agua...ntarse.
Además, aunque no llueva ni gota en meses, pasa lo mismo. Me explico:
El camino a mi IES es precioso. Aunque está a un paso del centro de la ciudad, a un lado de la avenida de Arneva todavía es todo huerta. Naranjos y limoneros.
Y la huerta es humeda, y sobre todo por la mañana aperece cubierta de rocío matutino.
Yo comienzo mis clase a las ocho, todos los días.
A las menos cuarto, en invierno aún es de noche. ES estas fechas ya es posible gozar de espectaculares amaneceres, con un sol que despierta rubicundo y deslumbrador.
Eso, si no llueve.
Sea como sea, en cuanto la acera se moja, los caracoles suben a montones de la hierba que tapiza la huerta a la acera. Parece que le fascina ese suelo de losa de cemento ¡pobres e inocentes bichos!
Son unas criaturicas incautas. No saben detectar el peligro que supone pasear por donde pisan los que transitan por ese camino.
Me da una penica ver tantos caracolillos chafados, hechos una torta...¡Criaturicas de Dios!
Así es que ya está Rosa Cáceres, cargada con su carpeta llena a estallar, con el paraguas y el bolso, por añadidura, agachándose cada dos pasos para coger a la babosa con casa y echarla al terreno seguro del que ha salido.
¿Qué buscarán en el asfalto? Porque a veces llegan, despacico, despacico, hasta la calzada, y entonces los aplastan los coches.
Pero es lo que yo digo, parodiando el famoso cuplé del "agua que no has de beber...":
CARACOL QUE NO TE VAS A COMER,
DÉJALO CORRER.
Aunque pensándolo bien, eso de correr..., no sé yo si es un poco exagerado refiriéndose a estos pequeños inspiradores de las caravanas de camping.

12 comentarios:

Mobesse dijo...

¿No sabes a qué van los caracoles por el asfalto? Pues, todos a lo mismo.
Espero que no lea esta entrada ningún agriculto' ni ningún güertano, con la de duros que se gastan ellos en hierro pa mata´ caracole'.
El de la foto además de guapo, ha tenido mucha suerte.

divagador@ dijo...

pues son tan lindos los caracoles! recuerdo que de pequeña me sentaba y observaba sus lentos movimientos, si aunque parece aburrido en ese tiempo no lo era...pues tenia todo el tiempo del mundo para poder observarlo !!

Rosa Cáceres dijo...

Hola, Mobesse. Puede que a los huertanos no le gusten los caracoles, pero qué me dices de los niños, con su caracol, col, col...etcetera. Y es que tienen unos cuernecicos tan bonicos...son la paciencia en símbolo humilde.
Y ahora se rifan sus babas las fábricas de cosméticos jajaja.Ahí es ná.

Rosa Cáceres dijo...

Ah, divagando_siempre, exactamente eso es lo que les gusta a todos los pequeñuelos. También a mí me encantaba verlos. Pero, la cosa es que continúa gustándome, incluso más de una vez les he hecho fotos.
Otro día te diré lo de los gusanos de seda, que es cosa también muy de niños.

Amig@mi@ dijo...

Rosa, yo también lo hago, y salvo a los bichos que caen a la piscina en verano, e incluso llegué a hacer ejercicios de respiración masaje cardiaco y movimentos de patas a un SALTAMONTES y sobrevivió, echó el agua que llevaba dentro y se puso en pie...
jaja, ¡cómo te entiendo!

Rosa Cáceres dijo...

Montse, en casa siendo yo niña, teníamos un periquito que se ahorcó él mismo con un columpio casero que le habíamos hecho con una cañita e hilos. Al ser flexible, hizo un volatín y ...
Mi padre le hizo la respiración artificial con las alas, debajo del grifo del lavabo, y sobrevivió. Lo liamos en una mantita de juguete, de los muñecos. Es una anécdota que me hace ver ahora que esa compasión por los animalillos la he heredado. Estimo que es una buena herencia.

roxana dijo...

inda descripción. oli a mar y a caracoles!!! que bueno un poco de aire y buenos amaneceres!!!!!!!
me gustó
Te dejo una sonrisa! dicen que es contagiosa.

tejedora dijo...

No sé por qué van al asfalto, aunque haces bien en llevarlos a un lugar seguro. Se me han saltado las lágrimas con lo que has escrito sobre el periquito. Me ocurre igual con los animales; tengo una gata que convive con el gato de mi hermana y los dos son muy graciosos.
Agradezco tu visita a mi blog y de paso te escribo que me gusta el tuyo.

Muchos besos.

Cabopá dijo...

Muy evocadora tu crónica sobre el caracol sobre el asfalto. El trayecto díario y la huerta al amanecer.. Me gusta como cambias de color cuando quieres resaltar las palabras...Besicos.

Rosa Cáceres dijo...

Roxana, estos caracoles que yo salvo son de huerta, es decir, de tierra. Pero, la verdad es que en la costa también salvo a todas las caracolillas pequeñas que quedan en seco, al alcance de los depredadores infantiles, las llevo a cierta profundidad.
Y tienes razón en apreciar los buenos amaneceres, el sol asomando entre palmeras, naranjos y limoneros, con el fondo de las sierras azulosas...es divino.

Rosa Cáceres dijo...

Tejedora, debes ser muy sensible, ya que te ha conmovido la historia verídica del periquito. Te diré más: también teníamos una codorniz, tan redondita y dulce.
Y hace poco una canaria, se la comió un halcón, aquí mismo, en la ciudad. No sabes qué pena me dio.
Pero en fin, los animales son muy graciosos, como tú dices. Yo podría contar muchas cosas sobre ellos.

Rosa Cáceres dijo...

Gracias Maricarmen. El trayecto a mi instituto es delicioso, montañas, azahar en los árboles, ahora los almendros en flor, jazmineros, madreselva...Siempre hay algún profesor que arranca un jazmín, uno solo, y lo deja sobre la mesa de la Sala de Profesores, ya ves, uno solo...y qué aroma, y qué belleza de estrella vegetal.