viernes, 6 de marzo de 2009

Diario de una profesora experimentada. Explicando a Quevedo.

Por experiencia sé que si quiero captar de inmediato la atención de mis alumnos sobre un autor y su obra, he de asombrarlos con alguna cosa inesperada. Por ejemplo, coger la tiza y pintarrajear en un plis plas una caricatura del autor en cuestión, y si hace falta, desafiarlos a que ellos hagan lo propio en su cuaderno de apuntes.
-Es muy fácil, se hace así....
El segundo paso es contar su biografía con gran lujo de anécdotas y episodios chocantes.
Puedo asegurar que en nuestra Literatura Quevedo es de los que más ofrecen. NO ES DE EXTRAÑAR QUE YA EN VIDA FUESE EL PROTAGONISTA DE MUCHÍSIMOS CHISTES Y CHASCARRILLOS QUE CIRCULABAN EN LA VILLA Y CORTE DE MADRID . Aquí da muy buen resulatado contar un par de ellos .
Resultado:
La clase se llena de risas. Recordemos la recomendación pedagógica que ya viene de los clásicos latinos: "Enseñar deleitando"
Se establece una gran simpatía entre los alumnos y el profesor.
TODOS atienden, incluso los más apáticos, porque ninguno quiere perderse el chiste.
Pero, entre col y col, lechuga. Va por delante, datos biográficos y obra, con sus caracteríaticas.
Y ellos lo van asimilando, como cosa en cierto modo vivida, o presenciada.
Antes de que se cansen, describir la sociedad de su tiempo, que tenía miga...
Hacer que sientan que ellos ya sabían quién era Quevedo haciéndoles recordar que aparece en la película "El capitán Alatriste" <<¡Ah, sí, sí>>
Y que era un espadachín insuperable, pero feo y cojitranco. SE REÍA DE TODOS, PERO ¡AY DEL QUE SE ATREVIERA A MIRARLO CON SORNA!
Era un misógino empedernido( aborrecía a las mujeres) pero a la vez escribe el mejor soneto amoroso en nuestra lengua ( "la mujer" como motivo poético) y ¡Ay del que él viera tratar mal a una dama!
Aquí conviene contar un par de lances de estoque de los suyos, relacionados con estos rasgos.
Y lo mejor...
Recitarles algunos de sus sonetos...con el de "Érase un hombre a una nariz pegado" se triunfa, luego se puede seguir ya con los demás.
SI SE DOMINA UN TEMA Y SE DISFRUTA EXPLICÁNDOLO, SE CONTAGIA EL INTERÉS A LOS ALUMNOS.
HAY QUE HUÍR DE LOS DATOS VACÍOS DE HUMANIDAD, ÁRIDOS.
QUEVEDO NO ES UN TEMA DE LIBRO DE TEXTO; FUE UN SER HUMANO, lleno de contradicciones, con luces y sombras, pero con vida, carne, sangre, frío y calor.







11 comentarios:

tejedora dijo...

Quisiera ser alumna tuya; me encanta la literatura, aunque me decanté finalmente por las ciencias.

Un beso y encantada de nuevo en pasarme por tu rincón.

P.D.: Llevas razón, soy demasiado sensible.

Sarashina dijo...

Justo ayer estuve visitando la celda en la que murió Quevedo en Villanueva de los Infantes. No soy muy fetichista con los lugares en los que vivieron escritores y otros artistas, pero siempre es una curiosidad. Tienes toda la razón en lo de humanizar a los escritores que se ven en los libros de texto como lecciones secas y sin carnalidad. No es Quevedo autor de mis preferencias, pero cuando lo explico recurro como tú a esas estrategias. Lo de la misoginia y su caballerosidad y poesía amorosa, no son contradicciones, una cosa emana de la otra. El mejor soneto amoroso, supongo que te refieres a "Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra...", es de lo más fetichista que se haya podido escribir en castellano... bueno, no, Valle Inclán en las Sonatas lo supera con creces, pero vamos, aparte su belleza espléndida, conceptualmente es enfermizo. Yo, a pesar de todo, prefiero esos sonetos casi rococó de pequeños detalles de una dama, como el de la que llevaba un clavel entre los dientes, la que se hizo una herida en los labios o se tapaba los ojos con la mano. Aparte, claro, el libro de Job y otros textos filosóficos en prosa.

Amig@mi@ dijo...

Genial la clase magistral de "Como dar clase de literatura". Será por deformación profesional, aunque no ejerza convencionalmente, soy profesora, de la cabeza a los pies, y nunca dejo de enseñar.
Gracias Rosa
Y el quevedillo, lo bordaste jeje,

Rosa Cáceres dijo...

Tejedora, muchas gracias. Que seas de ciencias no quiere decir nada, a menudo los profesores de letras nos encontramos con que los mejores alumnos que tenemosson...de ciencias. En letras, desgraciadamente, hay un enorme porcentaje de gente que se ha metido no por vocación, sino por huír de las Matemáticas. Piensan que las letras son tan fáciles...que `podrán con todo. Y Ay, dolor, cuando se encuentran de morros con la sintaxis y la métrica, sin contar con el latín, jajaja.
Ser sensible es una moneda de doble haz, sufres el doble que quien no lo es, pero en compensación, sabes apreciar mejor los matices gozosos con los que la vida nos obsequia diariamente.
Decía Jorge Guillen en uno de sus poemas: "...lo diario es lo bello".
verdad que sólo se puede intuir y asimilar desde una sensibilidad depurada.

Rosa Cáceres dijo...

Fuensanta, qué gusto charlar contigo de cosas que ambas conocemos tan bien. Mira qué casualidad, el año pasado estuvimos Javier y yo en la Hospedería Real de Quevedo, en Villanueva de los Infantes, un par de días, alojados allí. Naturalmente visité varias veces las dependencias que usaba Quevedo.
Tampoco es Quevedo mi autor preferido, era un borde el tío, con hombres, mujeres y tó lo que se movía, pero era un fuera de serie. Lo del consabido soneto que acaba "polvo serán, mas polvo enamorado", es otra coincidencia entre nosotras; tampoco es mi preferido, me inclino más por otros más festivos.
Al que adoro es a Cervantes, ya pondré los dibujos que hago de él.

Rosa Cáceres dijo...

Amiga Montse, creo que desde luego lo de saber cómo enseñar es algo que es innato. La experiencia añade el dominio de los recursos, nada más.
Sin embargo, es tarea ingrata, a corto plazo. Raro es el día en que no se te "rebota" algún adolescente incontrolado, seas buen profesor o no. La edad de los alumnos es difícil. Son rebeldes por naturaleza, como adolescentes que son. Yo les digo que esa rebeldía es inevitable, porque tienen que cortar el cordón umbilical con los adultos, dejar de ser niños, pero que ese proceso resulta traumático y doloroso para ellos y para los adultos que sufren sus exabruptos y demás.
Como profesora, estoy muy dispusta a comprenderlos, ellos lo saben, pero también saben que no toleraré salidas de tono ni indisciplina.
Es difícil, quema mucho, por eso quizás, soy novelista: para evadirme.

eligelavida dijo...

Me encantaría asistir a una de tus clases. Yo odiaba las mates hasta que tuve un profe empeñado en demostrar que era una asignatura fundamental, no sólo por lo que en ella se enseñaba, sino porque por sí misma, es una asignatura que enseña a pensar. Y es que no hay nada como motivar a los alumnos. ¡Cuantas cosas del futuro dependen, no de los contenidos o de las asignaturas, sino de los profesores que te enseñan!

François de Fronsac dijo...

Yo también me apunto a tus clases. Lo que no sé es si seré tan buen alumno como tú profe.

Alvaro dijo...

Ojalá hubiera tenido yo una profesora así

Rosa Cáceres dijo...

¡Qué buenos alumnos tendría yo con vosotros! es más, me pregunto si no éstaría mejor yo como alumna vuestra.
Eligelavida, yo odiaba las mates y las continué odiando hasta el final; ya te imaginarás motivos, aunque si uno ama apasionadamente algo (como yo la Literatura) no la elige por escapar de nada, a no ser de la ramplonería de una vida sin ideales ni ilusiones.
Francisco Javier, no me tomes el pelo, que tú de Literatura, clásica sobre todo, sabes todo lo que hay que saber. Además, un éscritor como tú, con la riqueza léxica de que haces gala y con el dominio completo de todos los recursos...Matrícula de Honor, seguro.
Gracias, Álvaro. Con un alumno como tú, ilustrando los temas literarios, yo estaría satisfechísima. Uno de los ejercicios que siempre les propongo a los chicos es la ilustración de alguna viñeta sobre un episodio de la obra que sea. Si vieras los que hacen...son fabulosos. Pero es que yo persigo que "hagan suya la obra", que la interioricen como experiencia grata y lúdica incluso. Si un alumno dibuja a Odiseo atado al mástil de su navío mientras es requeirido por el canto de las sirenas, te garantizo que nunca olvidará esa obra de Homero.

Alvaro dijo...

Así da gusto que la profesora te invite a pintar sobre el tema que esté tratando, no como los que yo tenía que parece que dibujar o pintar era pecado.
Tienes razón, es una pena que hoy día no se potencie esto