domingo, 19 de junio de 2011

Flor de un día

La amapola es flor frágil, pronta a deshojarse y a mustiarse una vez es arrancada. Pienso que en esa cualidad está implícita una gran lección moral: todos participamos de esa fragilidad, todos sufrimos terriblemente si alguien pretende manipularnos o desplazarnos de nuestro sitio natural.
Así pues, la lección que nos sugiere -sin voz- la hoja que se desprende es la de la delicadeza en el trato con todo y con todos, la del respeto por el espacio ajeno, por los afectos que cada cual guarda como sagrados en las raices del ser.
Esa es la lección. Pero hay que saber escucharla, aunque no suene ni esté compuesta por palabras; el medio es la observación y la sensibilidad, pero sobre todo la EMPATÍA, esa cualidad que nos permite ponernos en el lugar del otro, comprenderlo.
"No quieras para otro lo que no quieres para ti". "Nunca juzgues a otro sin haber caminado un día con sus zapatos". Antiguos refranes y aforismos que inciden en lago tan viejo como la humanidad. Acaso los hemos olvidado; conviene recordarlos de vez en cuando.

8 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola querida Rosa:
"Amapola líndisima amapola, como puedes tu vivir tan solaaaaaaa"

Rosa cuánta razón tienes, con todo lo que dices en este post.

Besicos, desde Valencia, Montserrat

L. Gispert dijo...

Cuanto me gustan las amapolas, estimada Rosa. Cuando las veo en el campo, tan rojas, juntitas, como queriéndose, mi ilusión explota. Las fotografío porque son radiantes con su delicadeza. Como dice Montserrat, llevas mucha razón en tus reflexiones.

Un abrazo,

Luis.

Amig@mi@ dijo...

Me encanta esa flor, y eso que por aquí no hay casi ninguna. La verdad es que transmite tanto...
Mira a tí, todo lo que te ha dicho
;)
Besos

Cabopá dijo...

Cuanta razón tienes amiga, eso de la flor de un día,qué pena da si la cortas se mustia enseguida...
Tu reflexión es muy adecuada y la dirección de las palabras van como flecha a la diana...
Besicos

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Pues si, Rosa, frágiles como la amapola, frágiles como el cristal, así somos, una ráfaga de viento puede arrancar nuestras hojas o una palabra más alta que otra, fragmentarnos en pedazos como lo hace el cristal cuando el sonido es mayor que el que puede soportar.
Un beso.

Cayetano dijo...

A veces nos cuesta ponernos en la piel de los demás; pero sin duda es un buen ejercicio. Sólo los psicópatas son incapaces del todo a tener empatía.
Un saludo.

Begoña de Urrutia dijo...

Completamente de acuerdo contigo. Se requiere sensibilidad para captar lo que de alguna forma afecta o daña a los demás. Mucho tiene que ver con tener piel fina pero también es muy importante la buena educación recibida, aunque reconozco que hay mucha gente que sin haber tenido los medios para tener esa buena educación, tiene la cualidad innata de saber como se sienten los demás.
Tienes una gran capacidad de observación para captar lo que la naturaleza o las pequeñas cosas nos enseñan.
Un abrazo fuerte

Rosa Cáceres dijo...

A TODOS

Estoy pasando una etapa difícil, lo siento pero no estoy en condiciones de responder uno a uno los comentarios que recibo. Me encantaría hacerlo como otras veces, pero me siento incapaz en estos días.
Ya haré acto de presencia, aunque sea brevemente, en alguna entrada, si hay ánimos para ello.

Muchas gracias a todos