Hay gente deseperada, hay gente que camina dando tumbos por la vida
pero se empeña en fingir que es fuerte, que no le pasa nada.
Esa gente se esfuerza por inocular en otros el virus de la tristeza,
en hundir el barco del alma ajena,
intentando con infame denuedo
quedar a flote aupándose sobre el espíritu del que acaba de torpedear
y condenar a vivir entre las dos aguas
espantosas
de la amargura y el aburrimiento de vivir.
Hay gente que mina los campos con minas de tristeza, que fabrica en el antro de su morada
a base de palabras hoscas,
comentarios hirientes,
ceños fruncidos y bocas de labios apretados.
¡Al arma contra este ataque!
¡Al arma, con el arma de la risa!
¡Que no se clave en nadie el aguijón de la tristeza!
1 comentario:
Hola Rosa:
Todo lo que escribes tiene una gran profundidad, que sacas sabiamente fuera, transmitiéndolo a los demás con una gran exquisitez.
Gracias por tus comentarios a mis cuadros, que me dan nuevo impulso para seguir pintando.
Un saludo,
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