En la húmeda arena de la orilla de la playa es fácil trazar líneas con un dedo, con la pluma desprendida de un ave...
También es sencillo escribir. La superficie tersa, igualada, lisa, invita a dejar un mensaje.
Escribe, pues. Escribe.
Da forma a tus pensamientos, tradúcelos a palabras formadas en la tabula rasa de la arena mojada.
No guardes nada dentro. No recates tu alma. No hay gente curiosa. La playa está solitaria.
Puede que tengas algo, una espina clavada. Quién sabe si un rencor, un deseo de revancha..., una vergüenza oculta de un fracaso pasado, un error en tu vida, un mal paso ¡Y damos tantos!
Escríbelo en la arena y cuando venga una ola y lo borre te enseñará la playa una lección consoladora: es posible empezar de nuevo.
3 comentarios:
Es muy bonito, y además te recuerda aquellos días entrañables en la playa cuando ya va bajando el sol, con cierta melancolía.
Gracias, Álvaro.
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Me comentaste en uno de tus correos que no sabías incluir imagenes, si quieres te puedo indicar como
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