Aquí estoy en la Feria del Libro de Alicante, en la Explanada, en la caseta de firmas, con otra escritora, yo soy la de claro, la que se ríe. Hacía un calor de tres pares, con los focos en la cabeza y toda la gente tomando helados y mirando a ver qué cara pone una en las entrevistas jajaja. No me digais que no es para mondarse .
Esta entrada la dedico a todos, claro, pero en especial a Maruxiña- que se lo he ofrecido hoy- y a Fonsilleda, mis amigas gallegas.
Fotos de la presentación en el Ámbito Cultural de EL CORTE INGLÉS, de Alicante.
Jamás llevo la presentación escrita, siempre improviso. aquí parece que estoy mirando algo que tengo escrito, pero no es así, os lo aseguro. Es la casualidad.
Y ahora, dedicados a maruxiña, unos fragmentos de la novela:
Una gran verdad es que la vida se nos queda tatuada
sobre la delicada piel del alma.
Rosa Cáceres.
ALVARO FERREIRO. SANTIAGO DE COMPOSTELA. 1980:
Álvaro Ferreiro tenía esa apariencia llena de atractivo que suele proporcionar al hombre que la posee bastante éxito entre el elemento femenino. Sin embargo, se advertía fácilmente que no era de los que andaban por ahí ufanándose en plan “pavo real a rueda desplegada”.
Su constitución física era un ejemplo típico de la complexión atlética y la fortaleza de su musculatura hacía adivinar el gusto por el deporte y la actividad al aire libre.
Su aventajada estatura lo hacía parecer fuerte más que ancho, aunque lo era en bastante medida. Probablemente, sería de los que engruesan en la madurez.
Su cabello era abundante y algo rebelde, moreno pero con algunas canas que habían aparecido ya pese a su edad juvenil.
Su sonrisa era franca y directa, propia de un hombre seguro de sí mismo y mostraba una dentadura perfecta. Solamente rompía esa alineación igual la prominencia de un colmillo algo saliente que le confería un aire montaraz y carnívoro más favorecedor para su sonrisa que la sosa uniformidad total.
Mientras caminaba, atravesando sin prisas la plaza del Obradoiro, contemplaba sin sorpresa, pero con renovada admiración, el derroche barroco de la fachada catedralicia.
Toneladas de piedra levantadas a pulso por la devoción inflamada de hombres dispuestos a dejar la vida por una fe que ahora a él le parecía más romántica que posible, al menos en su caso.
Pero allí estaba. Amaba cada columna, cada capitel, cada cúpula de aquella catedral de Santiago de Compostela y tenía el propósito interior de no dejar pasar un año de su vida sin visitarla. Hoy, precisamente, cumplía su cita anual.
Sus pasos cobraron vivacidad a medida que avanzaba por la majestuosa plaza adoquinada. Le hubiera gustado poseer la inmensa alegría de la fe para poder rezar, como iban haciendo todos los miembros de un grupo de peregrinos que caminaban a su derecha. Eran cuatro hombres de semblante iluminado por un sentimiento que, seguramente, venían experimentando desde “el monte del Gozo” al divisar las torres de la ciudad santa, fin de su peregrinación. Se les notaba agotados físicamente, uno de ellos cojeaba ostensiblemente, víctima, quizás, de una tendinitis o unas dolorosas ampollas en los pies.
Conforme se acercaba a la escalinata de acceso a la sede, la multitud se adensaba hasta llegar un momento en que turistas y devotos progresaban a paso de tortuga, hombro con hombro, para reunirse en gregario pelotón en el atrio que cobija el Pórtico de la Gloria.
Ante los ojos de Álvaro Ferreiro se alzaba aquella corte celestial de piedra con sus músicos, sus ancianos profetas y sus ángeles.
Y si a alguien la interesa esta novela que me la pida conta reembolso. Precio 10€+ gastos de envío a medias.
Y esta es la portada. Ya la conoceis. lo que no sabeis es que se me atragantó y no me gustaba ninguna de las que me proponían. Al final les dije que pusieran la que ellos quisieran y salió este cuadro de Chagal. No era mi idea, pero ya me rendí.
Y ahora, dedicados a maruxiña, unos fragmentos de la novela:
Una gran verdad es que la vida se nos queda tatuada
sobre la delicada piel del alma.
Rosa Cáceres.
ALVARO FERREIRO. SANTIAGO DE COMPOSTELA. 1980:
Álvaro Ferreiro tenía esa apariencia llena de atractivo que suele proporcionar al hombre que la posee bastante éxito entre el elemento femenino. Sin embargo, se advertía fácilmente que no era de los que andaban por ahí ufanándose en plan “pavo real a rueda desplegada”.
Su constitución física era un ejemplo típico de la complexión atlética y la fortaleza de su musculatura hacía adivinar el gusto por el deporte y la actividad al aire libre.
Su aventajada estatura lo hacía parecer fuerte más que ancho, aunque lo era en bastante medida. Probablemente, sería de los que engruesan en la madurez.
Su cabello era abundante y algo rebelde, moreno pero con algunas canas que habían aparecido ya pese a su edad juvenil.
Su sonrisa era franca y directa, propia de un hombre seguro de sí mismo y mostraba una dentadura perfecta. Solamente rompía esa alineación igual la prominencia de un colmillo algo saliente que le confería un aire montaraz y carnívoro más favorecedor para su sonrisa que la sosa uniformidad total.
Mientras caminaba, atravesando sin prisas la plaza del Obradoiro, contemplaba sin sorpresa, pero con renovada admiración, el derroche barroco de la fachada catedralicia.
Toneladas de piedra levantadas a pulso por la devoción inflamada de hombres dispuestos a dejar la vida por una fe que ahora a él le parecía más romántica que posible, al menos en su caso.
Pero allí estaba. Amaba cada columna, cada capitel, cada cúpula de aquella catedral de Santiago de Compostela y tenía el propósito interior de no dejar pasar un año de su vida sin visitarla. Hoy, precisamente, cumplía su cita anual.
Sus pasos cobraron vivacidad a medida que avanzaba por la majestuosa plaza adoquinada. Le hubiera gustado poseer la inmensa alegría de la fe para poder rezar, como iban haciendo todos los miembros de un grupo de peregrinos que caminaban a su derecha. Eran cuatro hombres de semblante iluminado por un sentimiento que, seguramente, venían experimentando desde “el monte del Gozo” al divisar las torres de la ciudad santa, fin de su peregrinación. Se les notaba agotados físicamente, uno de ellos cojeaba ostensiblemente, víctima, quizás, de una tendinitis o unas dolorosas ampollas en los pies.
Conforme se acercaba a la escalinata de acceso a la sede, la multitud se adensaba hasta llegar un momento en que turistas y devotos progresaban a paso de tortuga, hombro con hombro, para reunirse en gregario pelotón en el atrio que cobija el Pórtico de la Gloria.
Ante los ojos de Álvaro Ferreiro se alzaba aquella corte celestial de piedra con sus músicos, sus ancianos profetas y sus ángeles.
Y si a alguien la interesa esta novela que me la pida conta reembolso. Precio 10€+ gastos de envío a medias.
16 comentarios:
Ya he empezado a leerlo y desde el principio.Quiero decir que no he empezado por el final.
Mientras leía iba visualizandolka Catedral de Santiago.Era como si yo estuviera al lado del protagonista observando.
Que bien lo describes todo Rosa, haces que deaarrolle el sentido de mi imaginación.
Gracias por habérmelo mandado tan pronto.Besos desde Valencia
"Estrella de los mares
Rosa de los vientos
Hay que ver que bien
te mueves por todos los lugares"
Esto de las coplillas se pega como la gripe,aquí la amiga "repentizando..............
Me alegro mucho de tus hazañas de marketing.....sean cuando sean.....
B E S I C O S
Montserrat, me alegra que no te esté decepcionando de momento. Me encanta que se te esté representando todo como si estuvieras allí, de eso se trata al describir un escenario.
besos, catalana-valenciana.
cabopá ¿qué tal tu estreno? espero que ya sea coser y cantar...No encuentro una tarde libre para ir a MUrcia...porca miseria jajaja
¿Te vas a hacer coplera tú también? ¡Bien!
Estoy a destajo con tanta lectura.
Precioso.
Besos
Leí por ahí ir a Murcia???
Mañana voy yo para allá a pasar el día con mi hija ( que estudia allí) quizás en alguna de estas...
El viernes estuve en la presentación de una novela que ha escrito un conocido y me acordé de tí, que creo eres la más prolífera de cuantos Blogger connozco. jeje
Eres un no parar...
Ahora Alicante, mañana en Murcia y pasado en donde haga falta.
Torbellino de mujer...
Besos
ains, gracias por la dedicatoria. La verdad es que para mí Compostela tiene un encanto especial, esa zona vieja de noche y lloviendo es única.
Biquiños nena!!!!!
Arantza, a destajo jajaja ese destajo cultural es divertido.
Besos
Amig@, de verdad no creo que yo haga tanto. Menudos blogs veo por ahí.
pero, a lo mejor es que debería echar el freno...voy a ver si camino más despacio, que no me reproche nadie el desenfreno literario jajaja...
Prometo estarme calladica algún día que otro jajaja
maruxiña, lo prometido era deuda.
Me alegraré si te ha gustado.
Besicos.
La verdad es que me lo estoy pasando pipa...paso de cabalgar con El Cid a descubrir secretos relacionados con la última novela de Dickens y de postre, estudio la poética árabe.
Al final no se cómo termirá todo pero creo que voy a tener que alargar el día; a ser posible, unas tres horas más, ja,ja,ja.
Cuando se hace algo que gusta...ya sabes, la sarna no pica.
Besitos tesoro
Arantza, qué alegría que te esté gustando. Ahora es cuando me la juego, cuando los lectores empiezan a opinar sobre la obra.
cada opinión favorable es una inyección de optimismo para mí.
Sólo un par de preguntas.
¿Tu marido desayuna, come y cena en casa?
y, si lo hace, ¿qué come?
¡Ja, ja, ja, ja!
Me alegro que seas tan prolífica, Rosa.
Pido disculpas por la tardanza en pasarme y ahora, doblemente avergonzada al ver la dedicatoria.
Me has dejado "pallá". Gracias, en serio.
Santiago para mi es...
Vendré con calma a leer los fragmentos ya que, parece que la lluvia está afectando mi capacidad de llegar a todas partes.
Biquiños muy agradecidos.
Grazas.
Jota Ele, mi irónico amigo, para tu información te diré que soy una cocinera excelente- dicen todos- mi marido está muy contento de mis arroces, estofados, calamares rellenos, salpicón de marisco, ensaladas variadas y lo que me digas.
Perecerá que me estoy dando pisto, pero es que es así, por cierto, también sé cocinar pisto jajaja
Y suelo dar la sorpresa de algún aperitivo inesperados, tal como pulpo a la gallega (servido en tabla) banderillas, boquerones en vinagre, patatas bravas...
¿me saca usted algún defecto más?
¡Vaya con el madrileño castizo!
fonsilleda, no pasa nada, de hecho puede que yo misma desaparezca una temporada, estoy...en fin, que no sirvo para nada en estos momentos. No soy yo, mejor que me encierre y no salga a esta ventana del blog.
Muchos besos.
Publicar un comentario