viernes, 21 de noviembre de 2008

El engaño de creer que los jóvenes no sufren.


Hoy repito una entrada antigua, de las primeras que hice, que tan sólo tuvo entonces un cometario.
He variado alguna frase, he modificado algún verso, pero es la misma que publiqué cuando aún no tenía seguidores de blog ni nada por el estilo.

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Ante este bello fruto de melocotón, que un día pinté al óleo, pienso en la incomprensión que sufren muchos jóvenes de nuestros días.

Conozco a jóvenes valiosísimos, con un corazón noble y generoso.
Ser joven no es una culpa.
La paradoja es que todos adoramos la juventud pero a menudo sólo vemos defectos en TODOS los jóvenes. Y no es justo, puesto que ni hay un saco único en que quepan todos, ni pasar por esa etapa de la vida es un delito.


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A LOS JÓVENES, porque también ellos necesitan una palabra de aliento.

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¿Acaso por ser joven no se sufre?
¿Acaso es insensible ante las penas
el que aún los años no ha cumplido
que le arrebaten el vigor y la belleza?

Se engañan los que juzgan que es lo mismo
ser joven que tener cabeza hueca.

Puede herir el alma siendo joven
que sólo serlo ya motive la sospecha
de que vas a ser un ente irresponsable,
de que te dará igual que arda la Tierra.
¡Que sufran otros , que otros se preocupen!
¡Tú te pones el Mundo por montera!
Eso creen que estás pensando,
y sé que te hace daño esa sospecha.


Y no es así siempre, son los jóvenes
los que hacen que florezca la nobleza
en los corazones generosos
que existen -yo doy fe- en la gente nueva.

1 comentario:

Antonio Verdú Asís dijo...

Bello óleo, Rosa, este melocotón, fruto divino (delicioso manjar, con vino, azucar y canela y al fresco, que por aquí llamamos "zurra"). Juventúd, divino (repito) tesoro, creo sinceramente que la juventud es muy sana, a veces los mayores dejamos mucho que desear(no todos). Recapacitemos y demos ejemplo. Saludos.