viernes, 18 de septiembre de 2009

Una novela mía, ambientada en Galicia y Orihuela

Aquí os ofrezco datos de otra obra mía. Para que me conozcais mejor.
Esta novela se presentó el año pasado.
Está ambientada en Galicia y también en Orihuela. Cosa curiosa.
De hecho, la terminé en el mismísimo Santiago de Compostela, y después de visitar O cebreiro y A Costa da Morte, sant Martín de Teixido y otros lugares que aparecen.
En cuanto a Orihuela, Torrevieja y Alicante ¿qué os voy a decir? Vivo en esta zona.

Esta novela se desarrolla entre los años setenta y la actualidad, en Santiago de Compostela, un pazo de Lugo y en Torrevieja (Alicante).

PRECIO: 10 euros+gastos de envío


Sinopsis contraportada

Álvaro Ferreiro, marino mercante de vacaciones, conoce en Santiago de Compostela a Amelia, joven alicantina de Torrevieja que celebra en Galicia su fin de Carrera. Surge entre ellos un amor a primera vista que acabará en boda, en la iglesia de Santiago Apóstol de Orihuela. Durante la luna de miel en el pazo familiar de Álvaro, en Lugo, una viejísima sirvienta, Benitiña la Meiga, lleva a cabo unas profecías sobre ellos, en su lengua gallega, nada favorables. Álvaro se niega a traducirlas a Amelia que, sin embargo, intuye que son en extremo adversas.
Pasan los años y las amargas profecías se cumplen. Cada uno de los personajes de la historia encara de una forma diferente el nuevo panorama que surge, según le afecte en su provecho o en su daño.
Pero el Destino se encargará de poner las cosas en su sitio.




Álvaro y Amelia son jóvenes, se conocen en unas alegres vacaciones en Santiago de Compostela y se enamoran, como tantas otras parejas. Pero la vida se encarga de truncar su bella historia de amor, aparentemente consolidado por los años y los hijos en común, repartiéndoles en su juego unas cartas nefastas, con lo cual hace que se cumplan los malos augurios que vertió sobre ellos la vieja Meiga durante los lejanos días de su luna de miel.
Personajes variados, desde lo dramático a lo risible, transitan por esta historia que interpela al lector y le pregunta por las profundidades de su pensamiento y sobre el goce y el dolor que dejan su marca en la piel del alma de cada uno.



¿Cuántas heridas puede soportar un alma humana? ¿Es posible que la delicada piel espiritual que la recubre cicatrice y sane tras recibir los zarpazos de la fiera, que es la vida algunas veces? ¿Poseemos la heroicidad del perdón cuando hemos sido atacados y sangramos profusamente? ¿En qué grado podría ser justificable la traición en algunos casos? ¿Qué hace falta para escapar del laberinto de la desdicha?
El Destino reparte a cada cual las cartas de su baraja, depende de cómo las juegue cada uno para que al final gane o pierda la partida definitiva. Lo que es seguro es que nadie puede escapar sin poner en juego las bazas que le han sido asignadas al comenzar.


No quiero aburriros con fotos de presentaciones, pero alguna pondré...
Aquí estoy en la Feria del Libro de Alicante, en la Explanada, con otra escritora. Ambas estamos en nuestro turno de firmar ejemplares. Aquí en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, de Alicante. Dando una conferencia terminada en coloquio, turno de preguntas y firma de ejemplares.


En Murcia, Museo ramón Gaya, con mi presentador, el escritor y Académico de la Real Academia Alfonso X el Sabio, Santiago Delgado



Un aspecto de una de las dos salas que convergen perpendicularmente con respecto a la mesa, se ven paraguas, aquel día cayó una tromba de agua que no me explico cómo acudió la gente, con decir que estuve a punto de no ir ni yo...jajaja





Es la única de mis novelas que ha sido publicada con mis ilustraciones. Os ofrezco una pequeña muestra de ellas.
Aquí un dibujo mío de la iglesia de Santiago de Orihuela, en donde celebraron cortes los Reyes Católicos antes de salir para conquistar Granada. El escudo de la portada tiene por eso la granada aún cerrada.

Y ahora un fragmento de la novela

Se casaron en la iglesia de Santiago de la ciudad en la que ella había realizado sus estudios, una vieja ciudad sembrada de campanas, en recuerdo de Compostela, en donde se conocieron.
El santo, con su sombrero, su bordón con su calabaza y sus sandalias de peregrino, contempló desde el parteluz de la puerta principal la entrada de los novios y la salida de los esposos, llenos de felicidad y pletóricos de vida. La figura esculpida en piedra del apóstol recibía el sol de la tarde, que le daba un color de oro viejo y cálido.



Luna de miel en Galicia, Álvaro es gallego y van al pazo de su familia allí. Benitiña la Meiga hace una profecía con respecto a Amelia.



Álvaro la había prevenido de las visitas de Benitiña y de las características de la extraña mujer, pero la realidad superaba con creces la idea que Amelia se había hecho de la supuesta Meiga y no pudo evitar una especie de encogimiento del estómago acompañado de un aceleramiento de los latidos del corazón cuando Benitiña, sacando la mano derecha del bolsillo del delantal, la señaló con el índice, torcido por la artrosis y nudoso como rama seca de arbusto, pronunciando su oráculo, aunque nadie se lo hubiera solicitado:
-. Pobriña, tan xoven e fermosa, recien casadiña é xa se achega a éla a sombra, la nube de bagoas, espesa,chea de dór. Eu véxote no futuro chorando rios de bagoas, porque os teus pesares van ser moitos é non te deixarán respirar nin un poquiño de felicidad
(Pobrecita, tan joven y linda, recién casadita y ya se acerca a ella la sombra de la nube de lágrimas, espesa, llena de pesares. Te veo en el futuro y veo que llorarás ríos de lágrimas porque tus penas serán muchas y no te dejarán respirar ni un poquiño de felicidad).
Guardó silencio y, aunque Amelia no pudo comprender bien sus palabras, sí pudo captar el aire de triste conmiseración con que fueron pronunciadas. Al poco volvió a dirigirse a Amelia con tono lúgubre:
-Sofrirás. Coñecerás o dór de ser traicionada por quén ti mais queres. He darás a túa vida e il te deixará.
(Sufrirás. Conocerás el dolor de ser traicionada por quien tú más quieres. Tú le entregarás tu vida y él te dejará).
-¿Qué ha dicho, Álvaro? –preguntó con un poco de aprensión.
-Nada, nada, tonterías, cosas de vieja campesina –contestó con falsa animación.
-Alvariño –volvió a hablar la Meiga- o amor que sintes pola tua muller non va durar moito, ti vas a deixala porque non vas sacrificarte por ela, e a coitadiña vai sofrir moito.
( Alvariño, el amor que sientes por tu mujer no durará mucho, tú la dejarás porque no te sacrificarás por ella y la pobrecilla sufrirá mucho).
-Benitiña, non. Equivócaste. Eu a quero moito e non a deixaré nunca. Sin ela non podria vivir.
(Benitiña, no. Te equivocas. Yo la quiero mucho y no la dejaré nunca. Sin ella no podría vivir).
-Rapaz , non me equivoco, non podo equivocarme contigo, eu té vi nacer, e crecer, e coñezo a tua ánima. Non me equivoco, non. Ela chorará, chorará moito.
(Muchacho, no me equivoco, no puedo equivocarme contigo, yo te vi nacer y crecer, y conozco tu espíritu, No me equivoco,no. Ella llorará, llorará mucho).
-Pero, Benitiña, ti non sabes canto quero eu a miña muller. Non le metas medo cos teus agoreiros .
(Pero, Benitiña, tú no sabes cuánto quiero yo a mi mujer, No le metas miedo con tus maloa agüeros).
-Alvariño, ti iraste da sua veira, primero co a tua alma é logo co corpo que vai querer voar deica outro cubixo.Pobriña, cuitadiña.
(Alvariño, tú te irás de su lado, primero con el alma y luego con tu cuerpo que querrá volar hasta otro nido. Pobrecita, infeliz),
Amelia percibía la tensión de las palabras entre Álvaro y la anciana. Una sensación desagradable la iba invadiendo, amenazando con amargarle la mañana entera. Su marido lo notó y acabó con la escena, poniéndose en pie quizás con excesiva brusquedad.





En el pazo hay un bonito cruceiro, que hizo erigir el abuelo de Álvaro para la avoa Rosalía, su esposa.

Y otro fragmento o aperitivo:

Otro elemento que le encantó fue el hórreo de madera, levantado sobre pilares de piedra, ostentando, humilde y orgulloso a la vez, la cruz de corte celta en uno de los extremos del tejado a dos aguas. Las mansas vacas rumiaban acogidas a su amparo como si buscaran la protección de un gran tótem materno.
Era verano. El tórrido calor del sur peninsular se había trocado, en virtud de los aires gallegos, en un frescor húmedo que invitaba a Amelia a abrigarse con un confortador chal de suave tejido.
Cuando llegaron a los pies del cruceiro de los bisabuelos, la emoción y el entusiasmo de Amelia se desbordaron.
La columna sobre la que se levantaba la cruz de estilo románico con su Cristo clavado, estaba coloreada con mil tonos por los líquenes que se habían adherido a su superficie, invadiéndola y pintándola de rojo, blanco, amarillo y verde, confiriéndole un aspecto añejo, medieval incluso, que comulgaba con la atmósfera neblinosa, cargada de sugerencias espirituales que lo rodeaba todo.
En la plataforma sobre la que descansaba la basa de la columna se apiñaban las ingenuas ofrendas terrestres y marineras que de niños habían ido depositando allí Álvaro y sus hermanos. Algunas piedras de formas curiosas – de corazón, de perfecta esfera, de aspecto humanoide, como idolillos pétreos- algunas caracolas de tamaños diferentes, un número nada despreciable de conchas de vieira, una rama tan endurecida que semejaba un fósil…



La abuela había hecho subir la cama matriminial sobre ladrillos para poder dar a luz a sus hijos mirando a su cruceiro querido.



Sentada en el elevado colchón, Amelia dejó caer al suelo las chinelas que calzaba. Le divertía ver cómo le faltaba un palmo para tocar el suelo. Para encaramarse en la cama –esa era la palabra, encaramarse, incluso escalar, dada su altura- debía tomar impulso apoyándose en las manos de espaldas al borden del colchón.
-Si quieres saco de debajo de la cama el escabel que la bisabuela usaba para subir al colchón –rió Álvaro.
-Pensando en “eso” –dijo él fijando los ojos en la inexistente curvatura del vientre de Amelia-, sería conveniente que te fueras haciendo a la idea de dar a luz en esta cama, mirando al cruceiro por la ventana. Como hacía la bisabuela Rosalía.
-De eso nada, cariño. Si quieres le haces una foto al cruceiro y me la pones en la pared de la sala de partos, pero yo pienso parir en un sanatorio con un ginecólogo atendiéndome y una enfermera, y todo lo que haga falta.
-Pero… -continuó la comedia Álvaro- ¡así se perderá la tradición familiar!
-Pues nada, nada. En la próxima vida, naces mujer y te pones a parir tú como una coneja encaramada a esta montaña con patas y sin quitar los ojos de la ventana ni siquiera para mirar a los hijos de tus entrañas.



En Orihuela hay un paso de Semana Santa que se llama "La Diablesa", es de Bussi, no entra en recintos sagrados por llevar al diablo. Aquí tenemos al diablo de la lujuria, Belial, adoptando la forma de la diablesa Masabaques, para tentar y seducir a los hombres.






A Costa da Morte, al fondo las luces de la Santa Compaña.

11 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Rosa: Gracias a tu comentario, he descubierto tu blog.
Ya buscaré este Libro tuyo.Seguro, que en fmnac o en el C.Inglés lo encontraré.
Un beso.Montserrat

Rosa Cáceres dijo...

Monserrat, no te hagas ilusiones de encontrar el libro, que me parece que no lo tiene ya en esos sitios, pues es del año pasado.
Pero yo vendo mis novelas a precio simbólico en este blog. Y tengo varias. date una vuelta a ver si te gusta alguna. Esta vale 10 euros.

lare dijo...

¿Qué tal Rosa? Me ha gustado leer tu comentario por lo que he podido conocer tu blog, es muy interesante y como me gusta mucho la literatura y pretendo escribir más cada vez, no dejaré de visitarte, ah¡y Orihuela meencanta, es un pueblo precioso, besos

Rosa Cáceres dijo...

Lare, muchas gracias por tu visita. Nos iremos viendo por estos espacios.

Cabopá dijo...

He estado mirando las cabezas de la sala del Ramón Gaya, pero no estoy....me acordaría...
Soy asidua, sobre todo de los "martes cuento"...a ver si vienes un día y nos cuentas alguno....Perdón, Sra.Escritora que usted es novelista....Precisamente recibo el calendario de actividades del Museo así que me enteraría...aunque a veces llega el mismo día,jajaja...Besicos.

Rosa Cáceres dijo...

cabopá, qué gracia jajaja estaría bueno que nos conociéramos y te hubieras olvidado de mía...porque soy...¿cómo te diría? inolvidable, o inoxidable jajaja
A mí el calendario no me lo mandan casi nunca, por más que me dicen que me lo mandan y tal y cual, nada, que no se acuerdan de mí, pero cuando presento allí, que llevos dos veces, me mandan cuatro o cinco fotos de las que hace su fotógrafo. En las últimas parezcio un bicharraco jajaja, un feroche auténtico, mejor, así me puedo reir a gusto.

Cabopá dijo...

Soy la perlica, sí señora pero ya sabes,no se lo digas a nadie..jajaja..Hasta mañana nos vemos en el blog...que hoy me ha hecho una jugada no se que pasa no me deja publicar lo que yo quiero...Besicos.

fonsilleda dijo...

Me encantan tus ilustraciones y ahora, en este momento, tengo mucha lectura pendiente. Quizá me decida.
Deisoche bicos meigos.

Rosa Cáceres dijo...

fonsilleda, hermosa, ¿Que tal mis párrafos en gallego? ¿he metido mucho la pata?

fonsilleda dijo...

Aplausos y agradecimientos. Siempre me inspira ternura que alguien se interese e intente.
Es un idioma hermoso, sobre todo para "las cosas" de los sentimientos.
Bicos

Rosa Cáceres dijo...

fonsilleda, ya sabes que todos los poetas medievales veían en el gallego un idioma más apto para la lírica que el tajante castellano. Incluso Alfonso X el Sabio, el gran impulsor del castellano en documentos oficiales y en ciencia, prefirió para sus Cantigas de Santa María el gallego. Idioma dulce y precioso donde los haya.
Adoro las cantigas de amigo, tiernas y dulces...la inflexión de la entonación de tu lengua es preciosa.