sábado, 23 de febrero de 2008

"Buceadores".Fragmento del Épílogo


Mirando desde el mar la recortada costa de Cartagena y Puerto de Mazarrón, se adivinan agazapadas tras cada majestuoso farallón de roca surgida en la mar, infinitas páginas de Historia antigua y moderna.

En el silencio de las palabras, cuando no se escuchá más que el murmullo del viejo Mediterráneo, a veces se pueden percibir ecos de voces lejanas que hablan en idiomas ya olvidados, y se oye también el choque metálico de las falcatas, o el golpeteo rítmico de los remos sobre la superficie del agua. Alguien gira un torno de madera para fabricar una esbelta ánfora, unos niños juegan con un perrillo en una villa romana junto al mar. Sus canciones infantiles se apagan y son sustituidas por gritos de alarma quae saltan de torreón en torreón. Como olas recurrentes besan la arena de la playa los ecos lejano que nos trae la Historia, prisionera para siempre de estas tierras secas y amadas de tantas civilizaciones que se hundieron en el tiempo, como los navíos que zozobran terminan por hundirse en la mar.

También hoy, algún buceador se topará en el azul profundo con los vestigios que el fondo marino atesora....

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