miércoles, 20 de febrero de 2008

MAR


Repite conmigo: mar,
mar,
mar,
mar,
mar...
¡Sólo una palabra
y ya tiene sal!
¡Y ya tiene ritmo, musicalidad...!
Baile de las olas: mar,
mar,
mar,
mar,
mar....

2 comentarios:

François de Fronsac dijo...

Sí, tal vez debamos repetirlo una y otra vez, pues todos estos cambios que estamos provocando en el clima puede que nos lleven a que el mar, la mar (como dices en tu novela) ya no sea algo tan permanente, tan fijo, sino otra cosa a la que tendremos que enfrentarnos, y, si no nosotros, sí nuestros hijos.

Rosa Cáceres dijo...

Me gusta el mar, y me refiero incluso a la propia palabra. Si tuviese que elegir las palabras más hermosas de nuestra lengua, por su valor eufónico, escogería "mar", "playa", entre ellas. espero que el ser humano no destruya algo tan maravilloso. Cuando paseo por la orilla y encuentro cientos de flores de posidonia marina, es aesperanza reverdece y me siento optimista con respecto al futuro. El Mediterráneo no se dejará vencer.