Mi infancia son recuerdos de juegos en la orilla,
y unas arenas limpias que cierno entre mis dedos,
y mil castillo febles de húmeda textura
cuyas almenas breves levanto hasta los sueños.
Mi infancia plena goza respirando la brisa
del mar Mediterráneo bajo el brillo del cielo.
Y no hay en el mundo una mayor fortuna
que estrenar las mañanas frente a ese azul inmenso
que rompe en blanca espuma o acaricia la arena,
y reconforta el ánimo herido por mil duelos.
Mi infancia fue dichosa porque tuve a la mar,
mi amiga jubilosa con corazón de sal.
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