Las manos prodigiosas del constante viento
esculpen sueños en la piedra dura,
con los dedos de artista inspirado
que afina, poco a poco, su escultura.
Unas veces, cincela con sus golpes,
otras veces, modela y acaricia.
La greda se somete a sus dictados
y se deja formar por su pericia.
Y el mar allí, en la playa del Bolnuevo,
acompaña la obra conseguida
y aplaude con las palmas de las olas
el arte paciente de ese excelso artista.
En siglos incontables de tarea
logró el viento plasmar la imagen definida
de un sueño que se hace consistente
en la dorada greda detenida.
Mirando al mar azul
que lo ha soñado,
el paisaje encantado
de misterio palpita.
2 comentarios:
las manos prodigiosas del viento...me recuerdan a Lorca cantándole a la aceitunera que recogía olvias del olivo, y el viento la abrazaba por la cintura...no recuerdo bien.
un cálido saludo
Gracias, es un placer leer tus comentarios.
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