jueves, 8 de julio de 2010

Diario abierto de una veraneante soñadora.

La capitana habla por radio con otros barcos y otea el horizonte en busca de delfines y ballenas piloto.
Hoy nos ha dado una charla sobre el fantasma gris, y confieso que estoy deseando que me amplíe esa información, porque me ha cautivado el misterio del enorme animal marino, tímido y difícil de avistar.
Rosa está en el mar toda la semana, hoy la he llamado por el móvil y la he cogido en plena faena de timón. Ayer había mala mar y amarraron en Cartagena.
Tengo un libro que me ha dejado sobre las especies de tiburones de la zona. Lo necesitaba porque me surgieron ciertas dudas sobre el angelote, que es uno de los que aparece en la novela que ya he terminado y estoy repasando. Ignoraba lo de las diez filas de dientes...
La verdad es que no era esto lo que hoy quería contar. Tenía pensado hablar de mis escasas artes para la jardinería, de lo que he hecho hoy...¡Estoy escribiendo un diario abierto para vosotros! Pero buscando una imagen con la que ilustrar el texto, me he encontrado con esta foto que le hice a mi hija, estando yo cómodamente sentada en los bancos tapizados de popa, tan a gusto, adormecida por el vaivén de las olas, con la cabeza en el hombro de Javier, y no he podido resistir la tentación de escogerla para compartir mi mirada con vosotros...
Mañana, si no ocurre nada más interesante, os contaré lo de la hierbabuena, la menta y el incienso.

9 comentarios:

Cathy Brown dijo...

Que hermosa foto Hada!!!!!Se siente una Libertad....¿es asi estando en el barco?se siente uno libre de todos los problemas..y mas si te paras y abris los brazos como lo hacen en esa pelicula tan famosa?la primera vez que subiste...¿no te mareaste?besotes y que sigas disfrutando!!!!(nosotros tambien lo hacemos atravez de esta hermosa foto!!!!)gracias!!!!!

emejota dijo...

Al ver la foto me he dicho "es la niña", luego lo he confirmado. Estoy deseando leer ese "diario", que lo cotidiano siempre resulta familiar y cercano. Un abrazo y a hacer acopio de salud.

Rosa Cáceres dijo...

Cathy, la primera vez que embarqué en la goleta no podía mantenerme en pie ni siquiera; no me mareé, pero el equilibrio...jajaja, sin embargo, al cabo de unas horas de navegación iba tan chula por cubierta.
El lunes había olas enormes, pero era delicioso sentirse acunada por ellas, y más porque la seguridad de mi hija me tranquilizaba. Sufría yo algo al verla trepar por los cabos y subirse a la borda como si tal cosa...
Es cierto lo que dices, sientes que te apartas de tu vida diaria y sus preocupaciones. Eso es la libertad que dices.
A mí me invade una paz enorme, me apacigua el rumos del mar lamiendo los costados del casco, la e stela blanca que va quedando atrás...
Mi vida es tranquila, no hago sino cosas de lo más normal, pero me llena esta sencillez cotidiana.
La que navega a diario es mi hija, nosostros nos hemos embarcado en el Karyam sólo dos veces para travesía, aunque hemos subido a bordo infinidad de veces cuando está amarrado en puerto, para visitar a Rosa.
Un besico, ya contaré más cosas.

Rosa Cáceres dijo...

emejota, sí haré acopio de salud, física y mental...de las dos. El verano es para eso y para sobrevivir al calor terrible que hace cuando sopla aire africano jajaja
El baño de hoy ha sido larguísimo, en una playa de esas que cubre enseguida. Las olas eran de las buenas, me encanta flotar sobre ellas...
Un abrazo.

Merche González dijo...

¿Sabes que transmites esa paz de la que hablas? Yo también la he sentido cerca leyéndote.

Que tengáis buena travesía, como en la vida.

Besitos salados

ARO dijo...

Bellísimo paisaje humano. ¡Qué bien os lo montáis!

Rosa Cáceres dijo...

Mercedes, siempre busco la paz por encima de cualquier otra cosa. Me importa más que nada; considero que la paz interior es la raiz de la cuota de felicidad posible al ser humano en la tierra.

Rosa Cáceres dijo...

AROBOS, siempre he creído que la infancia es la verdadera patria del alma; desde que nací estoy pasando los veranos en Puerto de Mazarrón. Este paisaje, este mar me devuelven felicidad, me renuevan y me lavan la memoria del recuerdo de malos tragos...por eso es todo lo que digo ahora.

Alvaro dijo...

Este fin de semana vi, cerca de la Torre de la Azohía el barco de tu hija.