jueves, 24 de febrero de 2011

Pensamientos filosóficos ante una flor silvestre

La foto de esta flor que sostienen alzada mis dedos, sin arrancarla de su mata, está hecha en el castillo de Sagunto.
La flor en cuestión era silvestre (ignoro su nombre, casi no sé nada de botánica) nada espectacular, pero bella en su sencillez de heraldo de la primavera.
Sin embargo, algo muy curioso ocurría con la mata en que crecían ella y otras iguales: las hojas verdes eran rectas, normales, pero las flores que sostenían se mostraban todas inclinadas hacia abajo, hacia la tierra.
Recuerdo que le comenté a mi marido que esas flores eran "flores humildes", puesto que se mostraban con la cabeza gacha, y que me agradaba tanto esa humildad que iba a fotografiar a una de ellas ayudándola a mostrarse alzada hacia el cielo.
*
Y así lo hice. Sostuve con dos dedos de la mano izquierda su delicado cáliz mientras que con la derecha dispsraba la foto que hace honor a la pequeña maravilla rosada que aquí os muestro.
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Siempre he admirado la virtud de la humildad; digo "la virtud", que nadie se engañe. Hablo de la humildad sincera, no de la impostada y falsa, que no es sino soberbia encubierta.
*
Hoy he recibido un comentario en el blog que me ha hecho meditar sobre el tema. Es un comentario elogioso hacia mi persona. Lo hace Paqui Quintana Vega, que me supone unas determinadas cualidades de optimismo.
Le he contestado algo que creo de veras: Y es que la buena opinión que otros tienen sobre nosotros, nos ayuda a elevarnos hasta merecerla. Así es que siempre un elogio sincero sirve para que mejoremos, que nos obliga en cierto modo a tomar la resolución de ser mejores.
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En definitiva, si opinas bien de mí, aunque sea para no dejarte por mentiroso, me esforzaré en ser como tú crees que soy.

18 comentarios:

Cayetano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cayetano dijo...

Había escrito una cosa, quise rectificar una falta de "horticultura". Lo borré y la lié.
Bueno, decía más o menos que estamos acostumbrados a ver gente humilde y sabia que no arma ruido y gente ingnorante y pedante que van de príncipes y de "principesas" y que quieren que todo el mundo se entere de lo importantes que son.
Y como buena literata te remito a nuestros sabios de siempre:

"En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra... "

Y aquel otro que decía:

"¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera."

Creo que estamos de acuerdo.
Un saludo.

Rosa Cáceres dijo...

Cayetano, has traido a colación unas obras inmarcesibles de la Literatura, con mayúsculas.
Yo creo firmemente que por medio de la Literatura se puede interpretar la vida y se puede llegar a su más hondo sentido.
En el fondo estoy opinando como lo hacían los autores medievales, que preconizaban el didactismo en toda creación. Pero no lo hago desde su misma perspectiva, sino desde la perspectiva de Cervantes; para él no existía un libro tan malo que no contuviera algo que podamos aprender, algo que nos enriquezca de un modo u otro.
Ahí estoy yo, en el bando de los que opinan así, siguiendo las huellas de mi padre que no despreciaba ninguna lectura y, si era pésima, la tomaba con humor y se reía mientras leía el bodrio patatero de turno...
Pero los poemas que tú citas son oro puro, literaria, filosófica y moralmente.
Un placer leer tu comentario de hoy. Gracias.

MAJECARMU dijo...

Rosa,me ha encantado el post.Esa florecilla es símbolo de humildad y belleza y sin duda están ahí dando ejemplo de ello.Tú las descubriste y ella sonrie agradecida en la foto.
Es cierto,cuando alguien opina bien de nosotros nos impulsa hacia arriba...porque la dignidad nos lleva a ello y queremos merecerlo.
Paqui tomó entre sus manos tu interior y nos lo mostró,la vida es una sucesión de causalidades...

Mi felicitación y mi abrazo inmenso por la doble flor.
M.Jesús

Rosa Cáceres dijo...

MAJECARMU, este mundillo del blog es un medio valioso para reforzar lo que cada uno es; cuántas veces las opiniones ajenas nos influyen...
y es que en el fondo pocos (o ninguno) hay que no se sientan aludidos por las palabras que se les dirigen.
hay un aforismo que dice que no ofende quien quiere, sino quien puede. Es una mentira como otras que pasan por ciertas igualmente; todos somos permeables a lo que digan de nosotros. Y cuanto más sensible sea la persona, más fácil le será herirla hasta al mindundi más insignificante. Uno enferma con un virus microscópico, no lo olvidemos. No hace falta más.
Sin embargo, lo bueno que digan de nosotros nos resulta menos fácil de creer, lamentablemente. Eso se debe a que escasea en todos la autoestima. Por eso hay que agradecer al que nos la refuerza con una palabra amable, aunque seamos reacios a creer en lo que dice.
Es un tema amplísimo, mejor lo dejo aquí.

Un abrazo

Blao dijo...

"Humildad es andar en verdad" decía Teresa de Ávila. Y en cuanto a que "la buena opinión que otros tienen sobre nosotros, nos ayuda a elevarnos hasta merecerla", me atrevería a decir incluso que somos lo que los demás piensan de nosotros. Pensemos bien de todo el mundo, y todos seremos mejores.

Yulia dijo...

lo importante de la humildad es la sencillez en la vida, ser honrrada con palabras y actos y tener ese alma cristalina, que la gente ve y te quiere ..eso es maravilloso puedes creertelo tienen razon.
un saludo

Padre Rodolfo de Jesús Chávez Mercado. dijo...

Hola Rosa. Saludos.

Bonita reflexiòn.

Dios te siga y nos siga bendiciendo para que con la misma calidad, sencillez y valentia con la que tu has levatado la cara de esta flor hacia la inmensidad del cielo, todos nosotros seamos capaces de ayudar a todos nuestros familiares, amigos, y conocidos a levantarse en momentos de nostalgia, pesares y problemas, indicando que solo Dios, luz de eternos rayos es capas de valorizar nuestra propia existencia.

Un fuerte abrazo.

Fra Rodolfo de Jesùs O.Carm.

emejota dijo...

Bien cierto lo que dices, pero no se por que razón vengo observando últimamente que le resulta más fácil sentirse humildes a los impotentes.
Por ejemplo, en la vejez se siente más fragilidad, más desgaste. He conocido a más viejos humildes que jóvenes. Ellos, los viejos, también caminan con la cabeza gacha, como la flor. Será para mirar bien por donde pisan. Un fuerte abrazo.

Cabopá dijo...

Tus pensamientos filosóficos nunca caen en saco roto, al contrario son una delicia leerlos. Una preciosa flor silvestre, creo que miran a la tierra porque se esconden por su belleza(conjetura)
Besicos.

Rosa Cáceres dijo...

Juan, que buena consigna das, lástima que yo tenga un espíritu tan crítico jajaja, eso me impide pensar bien de alguna gente.

Un abrazo.

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola amiga:
Estos días ando muy atareada.

Me ha gustado mucho esta flor y precisamente aún más porque no la has arrancado.

Yo solo digo que me encanta haberte conocido aunque solo sea a través de la blogosfera y que me encantan los libros que he leido de tu autoria.

Y solo digo que tienes una sonrisa preciosa.
Y solo digo que estoy convencida que eres una gran persona.

Besicos, Montserrat

Rosa Cáceres dijo...

Fray Rodolfo, Ojalá todos encontremos en nuestroa senda a los buenos "samaritanos del alma", como yo digo, porque ellos nos ayudarán a levantar nuestro rostro, nuestro ánimo y nuestro espíritu.
Gracias a Dios, también en este mundo de la blogosfera se encuentran ¿verdad?
Un saludo

Rosa Cáceres dijo...

Yulia, te había saltado sin querer. Siempre me alegra tu visita, porque adivino en ti un corazón bueno y afectuoso.
un besico

Rosa Cáceres dijo...

emejota, encuentro tu comentario algo pesimista. La impotencia no es realmente humildad. Pero hay quien no se da importancia y se hace cercano a todos siendo quizás aventajado en muchos campos. Esa es la llaneza que encanta y conquista el corazón.

Un abrazo

Rosa Cáceres dijo...

cabopá, has conjeturado el sentir de una flor silvestre...es algo maravilloso. Quizás en las flores así se puedan hallar grandes lecciones; baste pensar en los "lirios del campo", superiores en vestido al fastuoso vestuario del propio rey Salomón.

Un besico

Rosa Cáceres dijo...

Montserrat, sinceramente muchas gracias.

Begoña de Urrutia dijo...

Ya sé que llego tarde y que he perdido el tren. Me he distraído en el camino.
Como dice Juan Serrano: "humildad es andar en verdad", citando a Santa Teresa. ¡Pero qué difícil es a veces reconocer la verdad! Sobretodo, la verdad sobre nosotros mismos. Facilmente caemos en la actitud defensiva, buscando justificaciones, explicaciiones, para nuestras equivocaciones.
Hay gente verdaderamente humilde pero, como tu flor, nos cuesta reconocerla, porque pasa desapercibida, hasta que alguién sabe apreciarla en su verdadero valor.
Hasta la próxima, un fuerte abrazo.