domingo, 1 de febrero de 2009

La moneda de la vida

El envés y el haz
de mi moneda
se alternan:
días de sol,
días nublados,
días que son
de honda tristeza,
días que son
de júbilo exaltado.
Pero
yo soy en mí,
yo soy el mismo
ente
ambivalente,
a sí mismo
enfrentado.

6 comentarios:

Amig@mi@ dijo...

Y, ¿a quien querida amiga no le pasa eso?
Te perdí, pero hoy te volví a encontrar... te pongo un link a mis blogs amigos para no perderte más...
Un beso

Antonio Verdú Asís dijo...

La vida es así Rosa, quizá gracias a eso mantenemos viva la ilusión.

Rosa Cáceres dijo...

La poesía desnuda el alma del poeta. Pero ¿acaso no son todas las almas semejantes en estas cosas? La preocupación existencial es el meollo de las vidas humanas.
La introspección nos lleva a la ambivalencia y al vértigo. Es necesario el afecto, la amistad y el amor como norays a los que amarrar nuestra nave, para que no quede a la deriva en el mar proceloso de la existencia.

Rosario Robredo dijo...

Gracias por este hermoso poema que dejaste.
Me pongo a sus pies, señora de las letras, yo soy una simple
aprendiz a relatante...

Saludos

Rosario Robredo dijo...

Gracias por este hermoso poema que dejaste.
Me pongo a sus pies, señora de las letras, yo soy una simple
aprendiz a relatante...

Saludos

Rosa Cáceres dijo...

Me parece muy encomiástico el apelativo "señora de las letras" que me dedicas, Charo. Estimo que es tu mucha amabilidad la que te lo dicta. En todo caso, mi más profundo agradecimiento.