¡La reina del despiste!

-¡¡¡He puesto el punto final a mi novela!!!

Eso decía yo tan contenta, a la altura de la página 1471.

-¡¡¡Jajajajaja!!!

Una risa jupiterina, y no diré yo que algo ladina, ha resonado en mi conciencia literaria.

-¡¡Depistada!!! -ha clamado la voz- ¿No te has dado cuenta de que has olvidado resolver un nudo de acción principalísimo?

-¡¡¡HORROR!!!- he gritado, sin poder reprimir mi frustración, echándome ambas manos a la cabeza y mesando mis indómitos cabellos.

-¿Qué pasa con la historia amorosa de ya sabes tú quiénes? - insistía terca la voz- ¿Acaso piensas dejar al pobre Paco compuesto y sin novia, o a la novia compuesta y sin novio? ¿Qué pensarán tus lectores...si es que los tienes? -ha inquirido la voz con una mala sombra que me ha llegado al alma.

-Mañana escribiré un digno colofón para esa historia sentimental- me he disculpado, sinceramente achantada, porque es que si ustedes supieran lo autoritaria que es la dichosa vocecita...

-Pues que sea romántico, con su poquito de sal y pimienta ¿eh?

-Muchas exigencias son esas.

-Lo que quiere el público lector ¡a ver! - respondió la voz.

- Pues bueno, pero yo escribiré lo que me dé la gana.

-O lo que te mande yo ¿qué te apuestas? Y como te me insurrecciones no te dejo dormir esta noche, tú verás si te conviene capitular con mis condiciones.

Yo me he mantenido en silencio.

-¡Responde de una vez, que no tenemos todo el tiempo a tu disposición! ¿Vas a escribir esa historia como yo te sugiero?

-¡Ya veremos, ya veremos, pesada!

-Piénsatelo bien, que conmigo no valen bromicas.

Oigan ustedes, que estoy temblando, menuda borde es la de la vocecica, y para más peligro, al final he descubierto que es murciana, por lo de la bromica, que se le ha escapao.

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FOTO: Parque arqueológico de Isla Plana, yacimientos romanos.