Rosa y Pau, que por cierto son también personajes de mi novela "Isla Cueva Lobos", nos ofrecieron llevarnos a navegar y a darnos un baño en algunas localizaciones de la acción...
Embarcamos en el Columbia II con buena mar, aunque ellos ya nos habían advertido que a mediodía saltaría lebeche.
La costa desde la embarcación mostraba su abrupto relieve.
Y la estela del Columbia nos alejaba del puerto deportivo de Bahía. Al fondo se divisa el edificio Paula, el único rascacielos del Puerto de Mazarrón, que sirve de referencia al viajero.
Embarcamos en el Columbia II con buena mar, aunque ellos ya nos habían advertido que a mediodía saltaría lebeche.
La costa desde la embarcación mostraba su abrupto relieve.
Y la estela del Columbia nos alejaba del puerto deportivo de Bahía. Al fondo se divisa el edificio Paula, el único rascacielos del Puerto de Mazarrón, que sirve de referencia al viajero.
El barco abre surcos de espuma blanquísima en el azul marino de las aguas profundas.
Bandadas enteras de peces voladores saltan y siguen en vuelo al barco, como si quisieran competir con él en velocidad.
La costa de Puntabela tiene calas escondidas frecuentadas por los amantes del naturismo.
Playa Grande y el Castellar quedan atrás.
Los acantilados muestran su belleza bajo las altas cumbres de la sierra que abraza Mazarrón.
El islote de Cueva Lobos visto desde la parte contraria a la costa. Ni una zona de playa, ni un mínimo lugar en donde pueda atracar un barco. Era el santuario de la foca monje, o lobo de mar.
Sobre unas rocas, una gaviota y a la derecha, en el punto más elevado, un cormorán.
Bandadas enteras de peces voladores saltan y siguen en vuelo al barco, como si quisieran competir con él en velocidad.
La costa de Puntabela tiene calas escondidas frecuentadas por los amantes del naturismo.
Playa Grande y el Castellar quedan atrás.
Los acantilados muestran su belleza bajo las altas cumbres de la sierra que abraza Mazarrón.
El islote de Cueva Lobos visto desde la parte contraria a la costa. Ni una zona de playa, ni un mínimo lugar en donde pueda atracar un barco. Era el santuario de la foca monje, o lobo de mar.
Sobre unas rocas, una gaviota y a la derecha, en el punto más elevado, un cormorán.
En la costa formaciones de greda amarilla.
Cueva Lobos y yo con la isla que da título a mi novela.
Fondean el barco tirando el ancla y nos damos un baño a quince metros de profundidad.
Cueva Lobos y yo con la isla que da título a mi novela.
Fondean el barco tirando el ancla y nos damos un baño a quince metros de profundidad.
Yo pensaba que el agua estaría mucho más fría que en la playa y me encuentro con la sorpresa de que es al contrario. Mi hija me explica que en altamar aún está dos grados más caliente, en superficie, desde luego.
la Isla Cueva Lobos desde el barco a contraluz.
La costa con formaciones de láguena (de color lila morado), greda (de color amarillo) y almazarrón (rojo).
Y aquí está, bien escondida a quien no conozca su existencia, la cueva de los contrabandistas en donde se desarrollan los capítulos de Trapajuar, el Gorguel, el Guapo y los bandoleros del s. XIX que forman parte de la acción de la novela.
A la cueva sólo puede accederse en barca, no en un barco como el Columbia. hay que fondear a cuierta distancia pues las paredes rocosas representan un peligro, y más ahora, que ha saltado lebeche y poco después jaloque, un viento que levanta olas que hacen moverse el barco si no las toma de proa.
Javier y Rosa saltan por la borda y se acercan nadando a la cueva, que tiene dos entradas comunicadas por un arco interior. Yo me quedo en el barco con Pau, ellos se toman su tiempo porque las dos cuevas gemelas son muy grandes y las recorren encantados, ya que son amantes de la espeleología.
El Bolnuevo visto desde el mar. Las erosiones en la greda son patentes.
Pau le imprime velocidad al barco y navegamos hacia La Isla de Dentro, donde naufragaron las dos naves fenicias que se conservan perfectamente, una allí mismo, en el fondo, en un sarcófago de cristal, y otra en el museo arqueológico de Cartagena, a donde la llevaron.
Playa Grande muestra su alineación de palmeras. Las olas son apreciables.
Una oquedad rocosa me llama la atención.
Me extasío ante la espuma de la estela, que salta y me rocía la cara, es un placer que disfruto acercándome a la borda.La Isla de Dentro o Isla de Paco, como localmente se la conoce.
La casa abandonada en donde finaliza la acción de BUCEADORES y se inicia la de ISLA CUEVA LOBOS.
Una playita permite el acceso a la escarpada isla si se dispone de una barca.
la Isla Cueva Lobos desde el barco a contraluz.
La costa con formaciones de láguena (de color lila morado), greda (de color amarillo) y almazarrón (rojo).
Y aquí está, bien escondida a quien no conozca su existencia, la cueva de los contrabandistas en donde se desarrollan los capítulos de Trapajuar, el Gorguel, el Guapo y los bandoleros del s. XIX que forman parte de la acción de la novela.
A la cueva sólo puede accederse en barca, no en un barco como el Columbia. hay que fondear a cuierta distancia pues las paredes rocosas representan un peligro, y más ahora, que ha saltado lebeche y poco después jaloque, un viento que levanta olas que hacen moverse el barco si no las toma de proa.
Javier y Rosa saltan por la borda y se acercan nadando a la cueva, que tiene dos entradas comunicadas por un arco interior. Yo me quedo en el barco con Pau, ellos se toman su tiempo porque las dos cuevas gemelas son muy grandes y las recorren encantados, ya que son amantes de la espeleología.
El Bolnuevo visto desde el mar. Las erosiones en la greda son patentes.
Pau le imprime velocidad al barco y navegamos hacia La Isla de Dentro, donde naufragaron las dos naves fenicias que se conservan perfectamente, una allí mismo, en el fondo, en un sarcófago de cristal, y otra en el museo arqueológico de Cartagena, a donde la llevaron.
Playa Grande muestra su alineación de palmeras. Las olas son apreciables.
Una oquedad rocosa me llama la atención.
Me extasío ante la espuma de la estela, que salta y me rocía la cara, es un placer que disfruto acercándome a la borda.La Isla de Dentro o Isla de Paco, como localmente se la conoce.
La casa abandonada en donde finaliza la acción de BUCEADORES y se inicia la de ISLA CUEVA LOBOS.
Una playita permite el acceso a la escarpada isla si se dispone de una barca.
El Columbia fondea a cierta distancia, y nos damos un baño oyendo la melopea de los cientos de gaviotas que tienen su territorio en esa isla.
Luego regresamos al puerto deportivo de Bahía. Enfilamos la bocana del puerto.
Entramos, Javier y yo desembarcamos, Pau y Rosa van a atracar el barco en su punto de amarre.
Luego regresamos al puerto deportivo de Bahía. Enfilamos la bocana del puerto.
Entramos, Javier y yo desembarcamos, Pau y Rosa van a atracar el barco en su punto de amarre.
¡Misión cumplida! Ya puedo decir que me he bañado en aguas profundas de Cueva Lobos y de La Isla.
23 comentarios:
Rosa, perdona mi tardanza en visitar tu espacio pero me ha sido imposible.
He venido y me he quedado impresionada del reportaje tan estupendo que nos has ofrecido sobre la Isla Cueva Lobos.
Te lo pasarias chupi.
Me alegro mucho de estar aqui pasando un rato contigo.
Hasta pronto. Un beso.
Hola Rosa:
Ahi me tienes con el libro Isla Cueva Lobos abierto delante de la pantalla del Ordenador y viendo las fotografías.
Ya estoy con el Capitán Gin Tonic.
Seguramente hoy termine la parte actual del libro, que me ha parecido intere4sante y emocionante a la vez.
Y ya empezaré la parte fenicia.
Has hecho unas fotografías preciosas.
Besicos, Montserrat
Teresa, una alegría verte por mi espacio.
Yo lamento mucho no visitar los blogs estos días, pero es que por cuestiones diversas estoy conmo loca, pero sin el "como", así es que no doy abasto. Ya vendrán tiempos mejores...
Un saludo y un besico
Tu estilo literario alumbra en cada pie de las fotos. Deslumbrante, como esa luz que viajó con vosotros y ensalzó cada pasaje marino. Lo cuentas y uno se maravilla. Deseando tener esa aventurica tan enriquecedora. Para disfrutar a lo grande, en el regazo de nuestro Mediterráneo.
Un beso,
Luis.
Montserrat, el capitán Gin Tónic es un personaje real, aunque parezca mentira; existe, te lo aseguro jajaja Me divertí mucho escribiendo ese capítulo.
Gracias por tu amable opinión.
Un besico
Luis, disfruté mucho, pero cuando me baño a tanta profundidad y veo la posidonia ahí abajo, con los peces...prefiero los fondos de arena, la verdad. Mi hija que sabe que me dan miedo los bichos grandes estuvo contando que una vez encontró un rorcual ahí mismo...¡si veo uno me subo al barco de un bote en vez de por las escalerillas!
Un abrazo
Que lugar mas bonito y que belleza tienen estos rincones.
Me alegro mucho que disfrutaras tanto.
besos
¡Qué maravilla de fotos, Rosa!...la verdad es que nos das la posibilidad de vivir casi a la par tuya esas vivencias maravillosas.
Tus entradas son especiales....me encantan. Estás muy guapa en la foto. Besitos.
Mª Ángeles y Jose, pues es verdad que disfruté un montón; nunca había navegado por esa ruta, siempre habíamos ido hacia Cabo Tiñoso, la Azohía...
Un abrazo
Francisca, es que quiero que mis lectores de Isla Cueva Lobos sepan cómo es esa costa.
Muchas gracias por lo que dices de que estoy guapa jajaja me anima mucho, ahora que estoy peloncilla.
Un besico
Hermosas fotografías y descripciones. Me gustó especialmente la del edificio Paula al fondo, se llama como mi chiquitina.
Besos de la jirafa
JIrafa, ese edificio se ve desde todos sitios, es altísimo; un punto de referencia en el paisaje del Puerto de Mazarrón.
Un abrazo
No conozco tu tierra, pero tu reportaje me ha situado muy bien. He disfrutado con todo lo que nos has enseñado.
Espero que todo siga mejorando.
Un abrazo fuerte
Begoña, poco a poco las cosas van serenándose algo, esperemos que sigan mejorando, porque aún falta lo suyo.
La vida trae siempre eventualidades que desequilibran, son como rachas de malos vientos.
Gracias por interesarte
Un beso
Gracias por este paisaje maravilloso que hoy nos dejas desde el Columbia ya, ya te vale, eso de tener una hija que te lleve mar adentro tiene sus ventajas...
Un besico desde la tierra.
Cabopá, es verdad, pero fue Pau, en el barco que él lleva, el Columbia. Un día antes nos había invitado Rosa para el Karyam y le habíamos dicho que mejor nos quedábamos en la playa; estuvimos a punto de no ir, pero al final nos decidimos y lo pasamos genial.
Me he cambiado a Google Crome, voy a ver si te puedo comentar ya.
Un besico
No conocía esta isla. Parece bastante grande, con antiguas edificaciones y todo. Me hubiera gustado visitarla. Un saludo.
Pongo tu novela en mi blog y en mi biblioteca virgen a la espera de su turno que, seguro, llegará.
Enhorabuena.
Hola Rosa. Saludos.
Espero que te encuentres bien.
Paso dejarte un fuerte abrazo y agradecerte por la frescura de esta entrada. No caia nada mal estar sintiendo la caricia de ese mar en estos dias ah!!!
Dios te bendiga.
Fra Rodolfo de Jesùs O.Carm
dlt, la Isla es bastante grande, para mí es importante por ser una localización principal de la acción de dos de mis novelas, desde luego, pero la Isla Cueva Lobos es més reducida y totalmente inaccesible porque no presenta ni el menor vestigio de cala.
Un abrazo
Thornton, te agradezco mucho el detalle de promocionar mi novela en tu blog, es para mí un honor y una gran satisfacción. Espero que algún día nos conozcamos en persona, así como conozco a Cabopá.
Un abrazo
Fray Rodolfo, siempre es una alegría recibir tu visita. Estoy viviendo días difíciles, pero rezo por pasar este trago y volver a la normalidad.
Que Dios te bendiga.
Rosa, que fotos mas bonitas, que envidia sana el veros en la mar.
Ya no lo puedo hacer.
Que preciosas vista y que aguas, para sumergirse.
Os felicito.
Y como es el dicho, "que me quiten lo bailao"
¡Ah! por favor si visitais mi blog, dejar un comentario, es que algunos al ver el número de ellos, no lo hacen y ya podría estar en los 100 comentarios. Falta muy poco.
Saludos
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