lunes, 14 de abril de 2008

Isla Cueva Lobos

Puede que esta sea una de las imágenes más queridas que tengo de las costas mazarroneras. Desde el promontorio de Puntabela se divisa un rosario de pequeñas calas en estado salvaje, aunque ya van siendo descubiertas por los buscadores de paisajes, y al fondo la isla de Cueva Lobos, adelantándose al litoral de Águilas, que se adivina en el huidizo horizonte.
Bordea el litoral una estrecha senda sin asfalto en que se conjugan los más hermosos paisajes marinos con el colorido -entrañable para mí- de la greda, amarilla y ocre, y la láguena, lila y morada, impermeable y solícita tierra con la que antiguamente se cubrían los terrados de las casas. No había lluvia que traspasara la láguena, si estaba bien echada y bien apisonada -paso a paso, como el que pisa la uva morada de un lagar, igualando y apelmazando la superficie con sabiduría vieja de artesanos que no se apresuran en la tarea, porque saben que el buen trabajo requiere su tiempo y su ritmo pausado.
De vez en cuando, un fósil de molusco, y una fuente que en los ultimos años alguien ha cegado, quizás para que nadie se aventure a beber su agua, no potable.
Cala tras cala, se llega a algunas tan recónditas que se han convertido en territorio de nudistas, que se saben a salvo de curiosos que malinterpretan su deseo de comunión con la Naturaleza.
Es precioso ese camino serpenteante que bordea el mar. Para que nada le falte, el romero, el tomillo y la lavanda lo adornan con su belleza silvestre y con su fragancia de monte.
Apenas nada de esta maravilla puede sugerir la foto de aficionada que hoy presento. Ni la brisa, ni el rumor de las olas, ni el vuelo de las aves marinas se dejan apresar facilmente por la imagen quieta, porque requieren movimiento. Tal vez un pincel podría acercarse más a lo inaprensible, porque el pincel lleva enredada el alma del artista. El simple contemplador añora el don sublime del arte para intentar hacer suya en cierta forma el sublime cuadro del paisaje naural.

1 comentario:

Antonio Verdú Asís dijo...

Es una gran foto, digna de una profesional. Por sí misma, poesía. Llevas toda la razón, sería un motivo precioso para un cuadro.