lunes, 28 de abril de 2008

Una ingenua marina


Así pintaba yo mis marinas cundo la ingenuidad de mi pincel trazaba más lo sentimental que lo verdaderamente artístico. Qué nadie juzgue la técnica de estos cuadros míos, que en ellos la técnica no significa nada: es el mar, es un barco, es el intento de apresar en tonos el aroma de salitre, brea y algas. Nada más. Nada menos.

4 comentarios:

Antonio Verdú Asís dijo...

Tiene mucha razón Rosa, lo verdaderamente importante de un cuadro es su alma y esta marina la tiene impregnada de todos los aromas del mar.

Rosa Cáceres dijo...

La pinté sobre cartón, hace tanto tiempo que ni recuerdo cuánto es, pero con todo el tiempo que ha pasado, el mar es para mí la misma maravilla.

Alvaro dijo...

Creo que al pasar el tiempo ha cogido el sabor de lo añejo, si te das cuenta el color del cielo y el color del mar dan nostalgia de días pasados en la zona, todo ello acompañado por una autentica barca de pescadores de las que se ven allí todos los días y que te dan ganas de coger el coche y acercarte a aquel maravilloso ricon de la Azohía. Simplemento precioso

Rosa Cáceres dijo...

El color que tú aprecias tan benévolamente, no es más que un celaje fracasado. El buen acuarelista, tú lo sabes, al enfrentarse a un paisaje lo primero que aborda es el celaje, si falla ahí...malo. A mí me salió fatal, pero yo seguí camuflando mi equivocación inicial con la apariencia de cielo nublado. Lo confieso todo, ya ves.