jueves, 2 de julio de 2009

CARPE DIEM, o lo que es lo mismo: disfruta el día.



Aprovechar el día, lo aprovecho, vaya que sí. Voy a deciros cómo es un día de playa para mí:


Me levanto a las siete, porque no estoy en racha de novelista, que entonces me levanto a las cinco



Salgo al porche para deleitarme con el aroma de jazmines, madreselvas y diamelas.





Me voy de paseo por la costa, si me apetece.




Ayer recorrí La Isla, La Ermita, Bahía y los miradores desde los que se ve perfectamente el Cabezo del Gavilán, con su poblado prehistórico, y Nares, con Junta de Mares y El Castellar.




Todo era paz, me descalcé y estrené la tersa arena aún fría de la playa desierta. Sola allí, pero en compañía de gaviotas y cormoranes, presencié el milagro del sol naciendo tras las altísimas montañas del horizonte y lo compartí con las aves marinas, que parecían aguardarlo en religiosa calma.




Las gaviotas adultas, blancas y majestuosas, levantaron el vuelo entonces con una algarabía de chillidos entremezclados.



Las jóvenes, aún con su mancha en el pico, que revela su edad, aguardaron un momento antes de imitarlas.



Los pollos de gaviota, tan grandes como las adultas, pero con el plumaje marrón y los aleteos torpes, se apiñaban en un saliente de la playa sin decidirse a emprender el vuelo hacia la Isla cercana.








Proseguí mi paseo admirando los lirios de arena que crecían en las dunas.


El La Ermita, los Amantes, dos rocas gigantescas en medio del mar, cerca de la orilla, se besaban como siempre, apasionadamente, dejando apenas un arco entre sus cuerpos pétreos, por el que se colaba juguetón el mar, envolviéndolos con su pausada caricia.








Ascendí las gradas de tablones de madera, como de muelle pesquero, gozando de la soledad en medio de la maravilla en calma absoluta. Dos gigantescos eucaliptos, cosn su base en la arena, ponísn el contrapunto al azul del mar y competían con su verde aroma, que despejaba los pulmones y el alma, con el perfume de sal y yodo de la brisa mañanera.


¡Cómo respiré entre ellos! Profundamente, hallando en la finura del aire mañanero la curación del espíritu.


Regresé a casa renovada, feliz. Encontré a mi paso un macizo abandonado de diamelas, esa diminutas estrellas en flor de suntuoso perfume.


¡Adoro las diamelas! Corté un ramillete. Mi casa entera se aromatizó como debió estar aromatizado el mismísimo Paraíso terrenal.








Lo demás fue prosaico, desayuné, pinté un poco, cociné y nos fuimos a la playa



El mar era un prodigio de transparencia que competía con el más limpio cristal ¿Qué decir? Fue una fusión mística con la naturaleza en forma de larguísimo baño. Nada más y nada menos.
















7 comentarios:

Cabopá dijo...

Tus palabras sobre el paseo matinal...Uy, que madrugadora..son inteligentes y muy sensibles, a mi estas cosas me llegan; las practico y a veces llevo un cuaderno donde escribo la ideas que me surgen. Te imagino con tus "repentes".Êstas entradas playeras son más sinceras y menos didacticas...sigue así...Pero que atrevida soy dando consejos.."Carpe diem"Besicos.

Cyd Charisse dijo...

Qué envidia, qué envidia, que envidia, qué envidia... estoy deseando pillarme unos días libres para pasear yo también de madrugada con la bicicleta... uf, es horrible vivir en una playa y tener que trabajar, de verdad de la buena...

Rosa Cáceres dijo...

Cabopá, esta mañana he vuelkto a madrugar. La aurora despuntaba y los jazmines volaban desprendiéndose como mariposas en alas de la brisa fresca aún.
He desayunado en la cocina, que da al patio trasero, pero no sola, porque en el patio desayunaban los pajarillos a los que obsequio con miguitas de pan y algún cacharrillo con agua, para que puedan beber.

Rosa Cáceres dijo...

Cyd Charisse, seguro, pero que seguro, que tienes algún rato después del trabajo para disfrutar del mar. Yo no opino que sea horrible vivir en una playa y trabajar, al revés, es un privilegio, siempre lo he pensado así. Porque todo trabajo tiene un horario y acaba, entonces...¡al mar!
Piensa la suerte que tienes...seguro que los del interior ahora te envidian a ti.

CISNE dijo...

gracias por visitar mi blog...he entrado aqui y he visto la sensiblidad que tienes y como disfrutas! a mi siempre el mar me ha dado mucha paz sera por que soy piscis,lastima que yo viva tierra a dentro...
En tus aficiones nos parecemos bastante...pero yo no escribo,ojala tubiera ese talento! pero se muy claramente que te inclinas por cosas que requieren mucha sensiblidad y observacion...
me hago tu seguidora
besitos

Rosa Cáceres dijo...

CIsne, llamándome Cisneros, no dudarás en que te recibo con todo el cariño del mundo.

Ruy dijo...

Aparte de gaviotas y cormoranes, ¿Estos son más "bastos" ?. En paseos de madrugada observo también otras aves de menos envergadura, poco más que gorriones, muy ágiles y rápidos,
que levantándose en el aire, parece que observan algo vivo en el agua de la orilla y se lánzan en barrena a
cazarlo, ¿ Cómo se llaman ?. Gracias.

Tus paseos tienen más relieves próximos . Piso playa de oscuras arenas . Veo anchos horizontes y
"murallas" de almas de acero y cemento . Miro firmamento de una sola estrella ...