Me pregunto si es verdad que el mar oye nuestras confidencias con estas orejas nacaradas.
Me pregunto si nuestras confidencias se posan en la arena del fondo del mar y allí son purificadas, limadas hasta perder sus aristas de dolor.
Me pregunto si las olas del mar devolverán a la playa de nuestra existencia las confidencias dolorosas transformadas en algo valioso, así como la madreperla envuelve el grano de arena en sus capas de nácar, hasta convertir esa molestia clavada en su carne en una maravillosa perla, que ya no le hace daño.
Me pregunto si la blanca espuma sobre la arena de la orilla es la sonrisa del mar.
Y deseo sonreir yo también, como el mar, acariciando con mi sonrisa la orilla de mi playa, la orilla de mi vida.
15 comentarios:
Querida Rosa, que caricias nos dejas con las sonrisas del mar y el mar acariciando tu sonrisa.
Mucha ternura en tus palabras.
Muy lindo.
Besos
Flor
Este verano en Cabo de Gata, hemos recogido muchísimas.
Son preciosas y tienen algo mágico, verdad?
Besos!
¡Ay Rosa! otra coincidencia, tu hablas del Haliotis, qué "curta" que soy ja ja ja... Y yo de la flor del nácar,esto es ya un poco de brujería....jajaja.. Sabes que es un marisco carisimo..yo nunca lo he comido.Tengo uno muy grande que me regalaron junto con otras conchas de esas que habría que dejar en los fondos del mar.......
Comparto totalmente tus preguntas y tus deseos.....y muchos más que surgen cuando estoy frente al mar....Besicos.
Muy hermoso lo de convertir lo que molesta en perla. Ojala seamos capaces. un beso.
Seguro que sí. Es casi seguro que el mar nos oiga y que nuestros secretos se purifique con sus ires y venires y luego, como de una manera tan hermosa nos cuentas, nos sean devueltos limpios de aristas y preparados para que no duelan.
Bicos.
FLOR, qué bonitas palabras me diriges. Muchas gracias.
He visitado tu blog y me encanta tu éltima entrada. Un beso.
Sundance, es cierto que son preciosas. Yo tengo las que encuentro por estas playas, menos las que he regalado. Seguramente me haré un colgante con la más bonita.
Cabopá, que "curta" eres, no sabía cuál era su nombre cient´ñifico jajajaja, mi bióloga marina me va a pegar. Claro, que es ella la que me riñe cuando me paso de rosca en mis novelas diciendo cosas "curtas" de mar, porque dice que eso aburrirá al profano en la materia. La de pasajes que me han hecho tachar ella y Tony Méndez, el buceador que aparece en la portada de mi novela "Buceadores" jajaja.
Milagros, hoy he leído esta frase de Nietzsche: La distinción que encontramos en el infortunio es tan grande que si le decimos a alguien"¡Pero qué feliz es usted!". protesta, por lo general.
La citaba una escritora que confesaba que, a pesar de lo que dice el filósofo alemán, ella se siente feliz junto al mar.
Puede que el mar tenga poder de taumaturgo, para obrar en nosotros el milagro de la felicidad o, al menos, el milagro de la paz de espíritu.
Fonsilleda, me pregunto si el agua del mar es tan salada porque contiene nuestras lágrimas.
Si nos escucha y acoge nuestro dolor, seguro que contiene esa salada amargura de lágrimas que a veces sentimos en la garganta y en el paladar.
De estas no hay por aquí, una pena, porque con una capa de barniz son perfectos colgantes.
Creo que el mar suena en las caracolas devolviendonos los suspiros que a veces le lanzamos
Besos
Amig@, no le pondría yo barniz a una formación de nácar tan perfectamente brillante. Son auténticamente como perlas, lo que pasa es que en la foto no se aprecia y las mejores que tenía se las he dado a mi hija. Las he visto en colgante, como collar, y quedan monísimas. Como tienen orificios naturales, no hay que taladrarlas.
Rosa,
Yo decía por el lado externo.
Compré alguna en Galicia y quedan genial ;)
Besos
Amig@, es verdad, por el lado externo son más feas. No sé yo si con aguafuerte se limpiarán, como las caracolas. No he probado.
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